Revolución, libertad… y coplas

Me lo dijeron mil veces

Me lo dijeron mil veces
11/05/2022

En una sociedad en la que nos hemos dejado hipnotizar por el buenismo del «Si quieres, puedes» o por el runrún del «Querer es poder» es muy necesario, cada vez más, que nos recuerden que no, que no siempre se consigue todo aquello por lo que uno decide apostar. Y no pasa nada.

Ella, la protagonista de Me lo dijeron mil veces, lo sabe de sobra. Sabe que para conseguir cumplir un sueño no basta con luchar con una fuerza infinita. A veces, en la vida, cuesta lograr los propósitos. Y en muchas ocaciones somos nosotros mismos quienes nos limitamos: la culpa, el dolor, la rabia… O ese síndrome del impostor que devora ilusiones como si fuera una piraña. Pero, a pesar de todo, también hay que ser conscientes de que al menos, salga o no aquello que deseamos, es importante intentarlo.

Teniendo esta premisa como un faro en el horizonte, la obra gira en torno a la vida de Ella y sus tres amigas. Inseparables. Cómplices. Tan alocadas y llenas de ilusión como desesperadas y devoradas por los miedos. Las vemos crecer, madurar, enamorarse, disfrutar de una noche de cumpleaños, de copas en un piano bar hasta el amanecer… Pero también, buceamos en sus miedos, sus inseguridades, sus planes frustrados, sus sueños… y hasta compartimos con ellas tiradas de tarot para (intentar) descifrar qué tiene preparado el destino.

Y vertebrando todo ese cóctel, la música: coplas, boleros, fados, tangos y rancheras. La comedia. Y el drama. En definitiva, la vida misma.

Con Me lo dijeron mil veces, Elena Díaz Barrigón debuta en el teatro con una obra que es un homenaje claro a la liberación emocional. Y a la amistad. Es también un canto a la libertad: como seres humanos, como creadores, como personas independientes y soñadoras. Un homenaje a nuestras madres, a nuestras abuelas, a todas aquellas mujeres que ni siquiera tuvieron la opción de intentarlo. Lo que fuera que anhelaran.

Con una estética y unos personales que se mueven en un mundo influido claramente por Almodóvar y Lorca, Me lo dijeron mil veces consigue meterte en la vida de las protagonistas desde el primer minuto. Y cuesta salir. Tanto que, cuando se apagan las luces, el aplauso es interminable, como la lista de sueños de la protagonista. Algunos de ellos se cumplen. Y ahí radica la importancia del mensaje que emana de esta obra: la libertad. De intentarlo. Sin ataduras, miedos o condicionantes. Intentarlo. Sin más. Y disfrutar mientras se intenta, aunque nos digan mil veces que no saldrá.

 

 

 

 

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