Romper para recomponer

Medea (outside)

Medea (outside)
09/03/2020

Las brujas quemadas en la hoguera que recuperó en sus ensayos Silvia Federici se dan de la mano con el mito de Medea de Eurípides, con ocasión de la reivindicación de que nos siguen quemando, poco a poco y lentamente, pero seguimos ardiendo en esa horrenda pira. A partir de esta idea, Coral Ros se encarga de cortar los hilos de la vida sosteniendo sobre el peso de sus hombros el peso de la humanidad y construyendo, por su causa, un jardín inundado de reliquias y deshechos.

El conjunto escénico, con grandes pretensiones, satisface las expectativas visuales que se pretenden alcanzar a través del color de la pasión y de una iluminación centrada en los reflejos y la fragilidad (a propósito de, por supuesto, la masculinidad).

La actriz, intérprete y autora nos hace transitar el camino hacia una feminidad que nos satisface a tragos, en un texto dividido en tramos desde el dolor hacia algo que se parece al alivio. Esta división ayuda tanto en la narración como en el hilo argumental que recorre de arriba a abajo y de izquierda a derecha aquello que sentimos como mujeres de forma fiel y acertada, sin necesidad de entrar en grandes sentimentalismos ni discursos panfletarios.

Esta es una Medea actualizada, que en realidad es Coral en ese momento, que por contra somos todas nosotras ahora. La sororidad plasmada sobre la escena cogida desde los hilos de la vida.

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