La menopausia de Eva Hache, el sobrino de Alex Clavero, la vida sana de Leo Harlem y los interminables chistes cortos de David Cepo. Mezclar todo en un escenario, remover y calentar a fuego lento durante un poco más de un par de horas, servir los ingredientes por separado o de dos en dos, y saborearlo con cuidado si no se quiere acabar con dolor de tripa. Eso sí, provocado por las risas. Porque eso es lo que esperas cuando vas a ver a estos cuatro cómicos, y es exactamente lo que te encuentras. Cada uno con su estilo, las preferencias ya van a gusto del consumidor. Yo, aunque todos me arrancaron bastantes carcajadas, me voy a mojar, en esta ocasión me quedo con Alex Clavero.
Los que vivimos en nuestra juventud el nacimiento de las cadenas de televisión privada y de las plataformas digitales no podemos evitar acordarnos de la mítica Central de Cómicos de Paramount Comedy, una fábrica de monologuistas y comediantes que hoy copan las series y las películas españolas con su presencia, algunos de ellos incluso como protagonistas. Un nido en el que nacieron auténticas joyas del humor como La hora chanante o Muchachada nui, y que sirvió para poner de moda un género que hasta no hace mucho tiempo vivía de los chistes de mariquitas y las imitaciones de famosos. De esa tradición se nutre el espectáculo Mentes peligrosas, como una reunión de antiguos alumnos de la escuela del cachondeo, que años después se juntan para mostrar al público los motivos por los que han triunfado. Porque lo han hecho, llegando a tener incluso sus propios programas en la caja boba, aunque a alguno le haya durado apenas dos telediarios.
¿Recomendable? Por supuesto. Reírse no es una cuestión banal, todo lo contrario. Reírse con los demás, de los de más, y de uno mismo. Reírse de lo cotidiano, de lo extraordinario, de lo intranscendente y de lo respetable. Reírse de los que no quieren que te rías, y de los que inventan motivos para no hacerlo. La risa es un arma muy poderosa, no hay tiranía que pueda con ella, ni censura que sea capaz de detenerla. Pero sobre todo es energía, es felicidad, es alegría y es libertad. Viendo este espectáculo es muy probable que te sientas enérgico, feliz, alegre y libre. Y a lo mejor hasta ganas una botella de aceite de oliva, lo de los patrocinadores está llegando cada vez más lejos.
