Sábado por la mañana en Exlímite (la antigua Kubik). Todo el equipo del Pavón nos recibe a las puertas de la sala de ensayo. Un escenario inclinado que puede resultar algo familiar, un sillón de cuero y alguna sorpresa más nos espera en el interior. Venimos a conocer a Ricardo, Ricardo III, el de Shakespeare, el lisiado, el jodido jorobado, el muñón con patas, ese, Ricardo, y Ricardo nos recibe, entramos con él en el engranaje grasiento que acciona su mundo (el nuestro), y Ricardo nos advierte: “Vamos de este palo” y solo han hecho falta unos minutos de función para saber que ese palo es el ritmo del rock que bailaron Hamlet o Alcestes.
Miguel del Arco y Antonio Rojano firman una versión libérrima de la obra de Shakespeare interpretada por un elenco tan preciso como el mecanismo de un reloj… suizo, por ejemplo. Y es que nadie sale indemne – público incluido – de la red de mentiras, falsas apariencias, fake news, currículums falsificados y demás hechos no tan alejados de nuestro día a día. Un ser humano aburrido y asustado es como un satélite fuera de control con todas las posibilidades de caer por el agujero de la gran máquina del poder. Ese poder que todo el mundo quiere pero nadie sabe cómo usar, mejor, que todos creemos saber cómo se usa pero que somos incapaces de accionar realmente. Se nos va la fuerza por Twitter.
Esto solo ha sido un adelanto del adelanto. Ricardo III se estrena en el Pavón Teatro Kamikaze el próximo 10 de octubre.