Miguel Noguera me dejó sin saber que decir o explicar en esta opinión.
El comienzo de la obra me dejó ojiplatica y sin palabras que mostrar o sin saber nada, así que cuando el show empezó (de verdad) resetee el cerebro.
Ultrashow no se puede definir, no se puede catalogar y sigo muy perdida.
Miguel es una persona muy inteligente y se nota en sus dibujos, en sus explicaciones y en la forma en la que va hilando todo, pero cuando repite las cosas tanto o me dejaba ko o mi cerebro se cortocircuitaba.
Hilaba una idea y otra y no dejaba puntada sin hilo por lo que en ese aspecto me gustó mucho.
También admiro su tono mordaz, pero nada hiriente, aunque en algunas explicaciones seguí cayendo en mi mundo de locura o cordura.
Disfruté mucho, me reí de lo lindo y hasta me dolía la cara de tantas risas, pero en algunos momentos pensaba ¿por qué me estoy riendo? Pues no os preocupéis que Miguel me lo recordaba.
Ultrashow es un espectáculo que en algunas ocasiones parece una pieza teatral y en otras un monólogo en las que el propio Miguel se ríe de si mismo y es maravilloso poderse reír de uno mismo o de una misma.
Es bueno ser crítico con uno mismo o con una misma y Miguel, lo es.
Miguel Nogueira va midiendo el tiempo del show de alguna manera y va leyendo de un papel sobre un atril de lo que tiene que hablar. Yo tengo una curiosidad enorme por poder ver y palpar lo que tenía escrito en sus notas , ya que me resulta curioso que en una improvisación (o no) todo esté calculado (o no) .
Una hora y media que se me pasó volando: entre cuadros, dibujos, chistes, locuras y cánticos (que sigo dándole a la cabeza).
Admiro a las personas como Miguel y me gustó el espectáculo, pero me esperaba algo distinto, algo más entendible o creo que he sido yo, ya que estaba agotada de una semana dura y no me centré demasiado.