Miguel Noguera: Ultrashow

Nunca me voy a cansar de ver a Miguel Noguera sobre el escenario. Para aquellos que no lo conozcáis, es el humorista español más infravalorado del territorio y sin merecerlo. Uno de los detalles que lo hacen único es su capacidad de improvisación y de afrontar los problemas con naturalidad; y es que hubo algunos problemas técnicos con el ordenador y la proyección, pero se ganó los aplausos del público, dispuesto a todo, al saber llevar la situación lo mejor posible e incluso hacer reír a los espectadores.
Cuando entras en la sala ya sabes a lo que te vas a exponer, un tejido de ideas y posibilidades poco probables des de la visión de un hombre brillantemente humorista que quiere justificarlo todo, poner en contexto al receptor e interpelarse sin motivo aparente. Por esta razón, Noguera sabe captar lo que el público le transmite y al tratarse de visiones sin sentido, puede que la recepción no sea la deseada pero aun así él lo sabe aceptar y pasar a la siguiente.
De las tantas veces que he ido a ver a Miguel Noguera nunca he visto un espectáculo igual, siempre cambia y las ideas están renovadas, de la misma manera que el formato de espectáculo es el mismo: un inicio con una canción inventada, un late motiv visual proyectado, un seguido de ideas y unas imágenes dibujadas por Miguel Noguera un tanto anormales. El dilema que me surge siempre es saber escoger mi acompañante y hacerle ver que puede que no sepa entrar en su mundo humorístico. Es de público exquisito, Miguel.
¡La mente de este hombre no tiene límite y os recomiendo mucho ir a verlo!

Monólogo de humor absurdo, pasado de tuerca, que parte de unas premisas generalmente visuales para deformarlas y autorreferenciarse constantemente.

Noguera está obligado a rellenar una hora y media de espectáculo con ideas, al igual que yo debo llenar esta recomendación con unos 300 vocablos. Ya llevo 46, así que parece que lo tengo más fácil que él.

Una de las principales bazas que juega el cómico es la de analizar y reírse constantemente de su propio espectáculo. De ahí lo de “humor autorreferencial” en el título, como característica que he querido resaltar junto al atributo de “absurdo”. Podría haber puesto cualquier otra cosa pero he puesto eso.

Ya voy por la mitad de la recomendación, donde debería incluir características de la propuesta de Noguera. Podría atribuirle la etiqueta de “post-humor”, pero realmente no tengo ni idea de lo que eso significa. No obstante, utilizar este vocablo en mi discurso me dota de cierta autoridad en el tema, así que definitivamente la utilizo y además la pongo en negrita.

Para que la recomendación sea completa tengo que hablar de los puntos fuertes y los puntos más flacos de la propuesta del cómico. Podría hacerlo en términos generales como decir “buen ritmo” o “buena presencia escénica” o ponerme más concreto y hablar de “un arranque musical delirante”. Sin embargo, creo que el interés de este texto está cayendo según avanza este párrafo así que voy a hacer un punto y aparte.

Tranquilos porque ya no queda nada para acabar, solamente 52 palabras más. ¿Hay alguien que ha llegado hasta aquí o habéis abandonado en la mitad de la recomendación? En cualquier caso, gracias a los que todavía seguís aquí. Gracias en negrita. Sólo quedan 20 palabras más.

Pues esto sería todo, en líneas generales lo recomendaría a todos los fans de este tipo de humor, y no lo recomendaría al resto. Me he pasado 15 palabras, disculpas.

¡Pero no para todo el mundo! Probablemente una de las cosas que me haría más ilusión en mi vida es llevar a mi abuela a ver un Ultrashow y que saliera contenta, pero lo veo bastante complicado. Noguera es uno de los capitanes del llamado PostHumor, un nuevo género donde el espectador debe ir en preaviso, debe hacer un esfuerzo previo de comprensión de la propuesta que le ofrecen en el gag, el chiste, no viene explícitamente definido. Noguera es más que un cómic, es un artista poliédrico, dibuja, escribe y actúa... ¡Ah! Y también canta. Básicamente tiene ideas y las explica, ideas que hacen reír a todo el mundo que lo entiende y odiarlo a todos que no. El Ultrashow siempre es diferente y para mí, sin lugar a dudas, es una propuesta totalmente imperdible.

A ninguna persona le hemos puesto nunca un 'puto' delante del nombre tantas veces como a Miguel Noguera. Puto Noguera, genio, querido.

Miguel Noguera me dejó sin saber que decir o explicar en esta opinión.
El comienzo de la obra me dejó ojiplatica y sin palabras que mostrar o sin saber nada, así que cuando el show empezó (de verdad) resetee el cerebro.

Ultrashow no se puede definir, no se puede catalogar y sigo muy perdida.
Miguel es una persona muy inteligente y se nota en sus dibujos, en sus explicaciones y en la forma en la que va hilando todo, pero cuando repite las cosas tanto o me dejaba ko o mi cerebro se cortocircuitaba.
Hilaba una idea y otra y no dejaba puntada sin hilo por lo que en ese aspecto me gustó mucho.

También admiro su tono mordaz, pero nada hiriente, aunque en algunas explicaciones seguí cayendo en mi mundo de locura o cordura.
Disfruté mucho, me reí de lo lindo y hasta me dolía la cara de tantas risas, pero en algunos momentos pensaba ¿por qué me estoy riendo? Pues no os preocupéis que Miguel me lo recordaba.

Ultrashow es un espectáculo que en algunas ocasiones parece una pieza teatral y en otras un monólogo en las que el propio Miguel se ríe de si mismo y es maravilloso poderse reír de uno mismo o de una misma.
Es bueno ser crítico con uno mismo o con una misma y Miguel, lo es.

Miguel Nogueira va midiendo el tiempo del show de alguna manera y va leyendo de un papel sobre un atril de lo que tiene que hablar. Yo tengo una curiosidad enorme por poder ver y palpar lo que tenía escrito en sus notas , ya que me resulta curioso que en una improvisación (o no) todo esté calculado (o no) .

Una hora y media que se me pasó volando: entre cuadros, dibujos, chistes, locuras y cánticos (que sigo dándole a la cabeza).
Admiro a las personas como Miguel y me gustó el espectáculo, pero me esperaba algo distinto, algo más entendible o creo que he sido yo, ya que estaba agotada de una semana dura y no me centré demasiado.