En un Nápoles agotado por los estragos de la Segunda Guerra Mundial, la batalla empieza a lidiarse en los hogares, para mantenerse unidos, para decidir entre la miseria y la dignidad, entre la solidaridad y el enfrentamiento. Apuntan en la web del Teatro Español, espacio dónde estará ¡Nápoles millonaria! hasta finales de este mes de marzo, que el filósofo italiano Giorgio Agamben decía que los napolitanos son unos especialistas en mantener las cosas rotas unidas. El texto original del dramaturgo, Eduardo de Filippo, adaptado por Juan Asperilla bajo la dirección de Antonio Simón, teje así con mimo y un incuestionable y apacible sentido del humor, que acompaña el desarrollo de toda la representación, esta proclama por la supervivencia a esos productos humanos bélicos que destrozan egos, vínculos y nos reconstruyen desde lo peor de nuestra naturaleza. Destaco especialmente el brillo de un elenco que disfruta en escena y el brío y talento de un delicado Roberto Enríquez.
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