No más besos es una obra de teatro de corte intimista y delicada con una ciudad como es la de Nueva York de fondo y dos mujeres como protagonistas de una historia que se va cociendo a fuego lento.
En la obra nos encontramos con lo peor de la gran manzana y de vivir en una gran ciudad, pero también conoceremos las luces de esta ciudad representadas por Miriam Vázquez y Lara Dibildos.
Una de las cosas que me llamó la atención y destacaría fueron esos flashbacks que unen pasado y presente en una delgada línea, pero esenciales para que el espectador entienda todo lo que ha ocurrido hasta el presente.
Me han gustado las actuaciones de Miriam y Lara y todo lo que transmiten al espectador con una palabra no dicha, con un gesto o con las conversaciones que tienen que van desde lo más banales o a las más transcendentales, pero de eso están hechas las relaciones humanas que tan bien retratan en esta obra. Óscar Olmeda e Íñigo López aunque puede dar la sensación que son unos personajes secundarios, pero son uno de los ejes principales de la trama, ya que representan la vida de antes de las protagonistas y la de después del suceso.
La vida esta hecha de sueños, decepciones, de quedarse estancada en un lugar que no te gusta, de miedos, de ilusiones y en no más besos se habla de todo lo que nos callamos hasta que no nos sentimos cómodos o cómodas con la otra persona. Me ha llamado la atención de que los teléfonos móviles son borrados por telefonillos, por llamadas a contestadores que se llevan las palabras, pero la tecnología es cambiada por niños y niñas por helicópteros, por gastronomía y por tardes y noches en el sofá.
Antes os decía que la historia se va cociendo a fuego lento y es que las relaciones deberían construirse desde los cimientos, desde ¡hola! y terminando por esos besos que duran mucho tiempo.
Miriam es la luz y Lara es la sombra, ya que una se ha acostumbrado a no ver y la otra a ver todo. Me ha gustado como la obra aborda el querer a alguien de tu propio sexo sin reservas con la ilusión y con los miedos, con los «peros» e «y si». En 1998 Diana Son escribía la obra «Stop Kiss» y tristemente me di cuenta de que las cosas no han mejorado y que incluso la sociedad va a peor, pero todavía hay personas que levantan la voz sin miedo y son calladas (algunas lo cuentan y otras no).
Es una desgarradora obra que Miriam y Lara hacen suya desde el segundo uno y transmiten todo lo que sus personajes quieren gritar o decir y no pueden al espectador. Lara me dejó muda en un par de ocasiones y Miriam con su energía desbordante sobre el escenario es fabulosa.
Una adaptación y traducción hecha por Miriam Vázquez y con dirección de Óscar Olmeda.