Luis Luque firma la puesta en escena de esta «Oleanna», obra de David Mammet. El autor aborda en esta obra un encuentro profesor-alumna en el que al principio todo parece claro. Parece que los personajes que aparecen al principio van a ser los mismos que estén al final. Y eso, sólo lo parece. La trama da un giro, cambian las tornas, el que era protagonista es ahora antagonista y viceversa. Cambia el poder. Se trata de una lucha por sacudir lo preestablecido y desenmascarar el machismo en las aulas y la concepción de la educación. Así, La obra es una lucha dialéctica entre personajes opuestos.
La obra trata temas muy serios como el feminismo-machismo, la reivindicación de la existencia de los micro-machismos y el mal que causan, el acceso a la educación, etc… Ahora bien, la obra da lugar a muchas interpretaciones, ya que los personajes tienen muchos matices. Se muestran personajes humanos, ni malos ni buenos, gente con razones distintas y con una educación, así como un background opuestos. Se recomienda reflexionar sobre esta obra, porque da para mucho. Es fácil quedarse con la imagen simple y el primer juicio que se hace a los personajes, hay que ir más allá y sobre todo partir de la base de que ambos se equivocan y aciertan en mucho de lo que hacen.
Para este texto tan complicado lleno de matices e interpretaciones encontramos dos actores muy planos. Tanto Guillén-Cuero como Natalia Sánchez desaprovechan todo el jugo que los personajes les ofrecen y hacen que la obra se quede a medio camino de lo que podría ser. Es una obra complicada que requiere de un gran esfuerzo de estudio y conocimiento de los personajes.
Existe un problema de texto, que tampoco se arregla en dirección, este es la estaticidad. Faltan acción y movimiento. Esta es una obra en la que el peso total recae en el texto y en los actores y se ve que es muy monótona, sobre todo el 1º acto, en el cual los temas principales de la obra no han aparecido.
Sin embargo lo que me fascinó es la escenografía,una escenografía nada sencilla pero con sentido, todo lleno de alusiones al mundo de la educación. Sobre todo destaco cómo los cambios en la escenografía reflejan los cambios en la obra. El movimiento en ciertos elementos de la escenografía es un símbolo y reflejo de cómo se sienten los personajes.
Es una obra que merece la pena por el texto y por lo mucho que le hace reflexionar a uno.