Pepito, Pepe, José, Joselito, son un único niño…el niño y abuelo de la sonrisa eterna que huye de la pena sin saberlo hasta el final de sus días. Pepito es una obra a tumba abierta, cara a cara con el publico sin trampas, 70 minutos que te atrapan en la intensa vida de Pepito representados ágilmente por Leyre Abadía, que transmite con naturalidad increíble el texto de Itziar Pascual. Leyre nos acompaña como narradora omnisciente a través de la vida de Pepito, que a través de máscaras que maneja con la mano, nos va introduciendo en las diferentes etapas de su vida.
Es una obra maravillosa dirigida por Carmen Losa, que acompañada de una sobria escenografía que, con ayuda de proyecciones, nos trasladan al Madrid del periodo de guerra y postguerra en el que se desarrolla la vida de Pepito.
Es una obra que como, dice su subtitulo, enganchara a niños, niñas y abuelas y abuelos y, por supuesto, a los padres que están en medio.
Leyre consigue engancharte desde el principio con una gran maestría en los movimientos y la dicción del texto. La magia no te abandona y hasta que se apagan las luces y si, darte cuenta, la obra ha llegado a su final.
Hemos ido a la representación con un niño de 7 años al que le ha mantenido con los ojos pegados durante toda la obra.
Muy adecuada para familias con niños a partir de esta edad y a los que les interese este tipo de teatro…más cercano y visceral que las grandes producciones.
Es de elogiar que haya proyectos teatrales de esta envergadura, pero no por el presupuesto si no por el talento que hay detrás de las tablas.
Muy recomendable, pero daros prisa que le queda poco en cartel y disfrutar del sabor de los caramelos de café con leche.