Polvo de diamante de Pau Coya, está basada en un caso real que tuvo lugar en Malasaña (Madrid) en 2021.
Un joven de veinte años denunció una agresión homófoba que, después de mucho eco, resultó ser mentira. Es decir, la agresión fue real, pero la manera en la que sucedieron los hechos resultó ser falsa. Fue un caso muy mediático que dio lugar a una gran movilización social y política contra las agresiones homófobas.
Polvo de diamante es una historia de amor. Y es por amor que el protagonista miente sobre cómo fue realmente la agresión. Miente por motivos personales, por vergüenza o para evitar explicar lo que realmente le pasó. El problema estuvo en el eco mediático que generó este caso. La cuestión es que la mentira que podía haber pasado inadvertida se convirtió en un problema cada vez más difícil de gestionar. ¿Las consecuencias? Poner en entredicho y desacreditar las denuncias y sufrimiento de un colectivo muy estigmatizado.
El hecho es que esta falsa denuncia no invalida en ningún caso la realidad de delitos y agresiones por odio al diferente, sobre todo a los ataques por homofobia, maltrato o abusos sexuales, que siempre tienen que ser denunciados y repudiados en una sociedad democrática. Es una realidad social importante. El problema es que hay quien trata la realidad como si ésta no tuviera sentido, excepto cuando demuestra tenerlo.
Polvo de diamante es una propuesta que te atrapa desde el principio. Es una obra divertida y dramàtica. La puesta en escena es ágil, dinámica e intensa, el texto es muy potente, está muy bien dirigida por Nelson Valente e interpretada por dos actores fuera de serie, Dafnis Balduz y Albert Salazar.
Polvo de diamante habla de género, de identidad, de delitos de odio, de la presión mediática, de discriminación, de estigmas y de las contradicciones del ser humano.
El autor pone sobre la mesa temas incómodos, haciendo que nos cuestionemos, sin entrar en juicios de valor, qué puede conducir a alguien a actuar así.
El problema que se nos plantea es la reacción que puede generar el hecho de no explicar cómo fueron los hechos en realidad, y qué consecuencias puede haber más allá del hecho de evitar decir la verdad.