El título es un término en latín que significa A primera vista, es decir, lo que parece pero después igual no es así. Es una obra de Suzie Miller, nacida en Australia. Antes de dedicarse a la dramaturgia, había estudiado la carrera de derecho y se convirtió en abogada especializada en derechos humanos, defensora de los niños y de los más vulnerables. También le tocó defender a víctimas de agresiones sexuales.
La obra fue estrenada en 2019 en Sidney, en 2022 en el West End de Londres y posteriormente en Nueva York. La traducción de Juan Carlos Fisher y Rómulo Assereto es impecable pero en algunos momentos nos sentimos alejados y algo se tambalea. Los personajes tienen nombres anglosajones, el sistema judicial no es el español, no hablan de la ley del Sí es Sí, las pelucas de la Sala y los rituales no nos son cercanos. El texto inicial podría respetarse adaptándolo a cada país. En Madrid se estrenó en agosto del pasado año y por todo el mundo ha despertado ovaciones entre el público.
Es de agradecer que se lleve a escena un problema que está lejos de normalizarse. Aüc de la compañía Les impuxibles desde la danza, el movimiento y la palabra expresan la violencia sexual desde muchos ángulos pero siempre desde el dolor.
Jauria habla también de una violación real y se describe punto por punto tanto el hecho en sí como aspectos sobre el primer juicio que nos ha hecho recordar a la abogada Tess cuando pone en duda a la víctima y logra absolver al victimario.
La única actriz, Victoria Luengo bajo la dirección impecable de Juan Carlos Fisher hace una interpretación brillantísima, rica, llena de matices, movimientos, cambios de ritmo, de voz. Nos explica los sentimientos más profundos desde la sinceridad y el valor. Ríe y llora, nos hace sentir cerca de ella o muy lejos y, en definitiva, describe las debilidades del sistema judicial y la distancia entre la ley y la justicia. Ella adopta ambos papeles en la misma obra. En la primera parte ella es la abogada penalista, ella es la ley que busca rendijas sutiles para desautorizar a la víctima y defender al victimario que resulta absuelto. En la segunda parte ella es la víctima y conociendo a lo que se expone, decide denunciar. La obra es redonda y bajo estos dos prismas explica la indefensión de la víctima porque son hechos ocultos que no se pueden demostrar. Es un paso más en la defensa de la dignidad de las mujeres y en la aceptación de la violación en el marco legal. Es un gran avance para sacar a la luz las agresiones ocultas dentro de las parejas.
Pese a ser fiel al texto de Suzie Miller, podría haberse acortado un poco. La lección final no era necesaria, el público entiende perfectamente la situación y un corte repentino hubiera sido más impactante.