Andrés Lima es un nombre mítico del teatro madrileño, desde su participación en el grupo Animalario hasta sus colaboraciones individuales con el Teatro de la Abadía, el Centro Dramático Nacional o el Teatro de la Zarzuela. En ocasiones, como en la que nos ocupa, también se encarga de la dramaturgia. Esta vez ha sido conjuntamente con Albert Boronat, a partir de los testimonios de un grupo de trabajadoras del sexo que se entrevistaron previamente y que aparecen en imágenes en los créditos finales. De hecho, se trata de teatro documental, de un retrato de la prostitución desde diferentes prismas y sin evitar polémicas ni opiniones contrapuestas. Todo el mundo sacará sus conclusiones, y seguramente ya entrará al teatro con unas ideas preconcebidas, pero también hay que decir que lo que se dice en el escenario no deja indiferente a nadie.
La idea de recrear y escenificar unos testigos reales podía haber acabado con una serie de monólogos, más o menos interesantes, que fueran desgranando las diferentes posturas sobre el tema. La excelente dramaturgia de esta pieza, sin embargo, ha conseguido que los diferentes personajes, o los diferentes monólogos, dialoguen entre sí y establezcan momentos de gran teatro. Las situaciones cómicas y las dramáticas también se alternan con naturalidad, e incluso las canciones ayudan a crear escenas distendidas y de gran fuerza escénica. El mérito de esta parte musical, precisamente, la tiene el pianista y también actor ocasional Bru Ferri.
Y al frente de todo, tres actrices en estado de gracia. Tres mujeres de edades diferentes, de tradiciones actorales diferentes, pero con una fuerza y una entrega únicas que se agradecen desde el minuto cero. De Carmen Machi no hay que decir mucho, porque es una de las actrices españolas más conocidas. La conocemos, la admiramos, y como yo digo muchas veces, uno no acaba de saber toda su capacidad como actriz hasta que no lo ha visto encima de un escenario. Por otro lado, Nathalie Poza creo que ha llegado a un momento de su carrera en que puede hacer lo que le apetezca. En el 2021 ha ganado un Goya, un Fotogramas de Plata y el reconocimiento de mucha gente que la conocía de hace años pero que nunca la había situado en primera línea. Y por último, Carolina Yuste. Esta joven actriz, que empezó a destacar por las películas Carmen y Lola, Quién té cantará y Hasta el cielo, demuestra que está aquí por méritos propios y destacando como la que más.
En definitiva, un montaje bien dirigido, bien producido y sobre todo muy bien resuelto, tanto a nivel interpretativo como dramatúrgico. La fuerza de los testimonios, evidentemente, acaba de hacer el resto.