Elegí a María Simón el viernes pasado que estaba un poco con crisis por los 30 y necesitaba un monólogo que me hablase con franqueza, honestidad, dureza y hablando de las cosas por su nombre y no por diminutivos u otros nombres impostados.
Putos 30 es una locura que está a punto de estallar incluso cuando vas por el hall del Teatro Luchana y ves a María saludando a todos y a todas antes de entrar a la sala.
Entras en una de las salas íntimas y escuchando la música que te recibe, entré en una catarsis extraña, si, de esas en las que te sientes en la butaca y pasa todo delante de ti y no puedes poner el pause.
Hasta que María empieza con el monólogo estaba en un extraño limbo, no sabía si era un monólogo, si me había equivocado de sala, pero al terminar de ver putos 30, lo entendí todo. La actriz quiere que estés en el día de su cumpleaños y estés relajada, sin preocupaciones, hasta que…
Con texto y dirección de Gerard Clúa, la protagonista integra de este espectáculo se dirige al público en todo momento, pero con respeto y esta charla entre amigos y amigas va subiendo de tono y cambia de temática constantemente es decir: va dando volantazos, pero lo hace de manera consciente y no deja ningún fleco sin tocar.
Tengo que confesar que en varios momentos me sentí tan identificada con lo que estaba narrando que me puse a reír y a llorar al mismo tiempo. Si, me dio tal ataque de risa que mi tocaya se dirigió a mí, pero es que es tan dura que alguien ponga un espejo en el teatro frente a tí y sea sincera que duele.
No os creáis que la obra es todo carcajadas y no os desvelaré mucho más, ya que María es una caja de sorpresas y cambia de registro en un sólo parpadeo.
María es carismática, su trabajo gestual es impecable y me lo pasé en grande, pero ese comienzo es lo que me dejó un poco descolocada, pero en el instante en el que comienza a hablar te relajas y disfrutas.
La escenografía es como el baúl de la Piquer, nunca sabes que podrá sacar de ahí y para que lo querrá.
Creo que a muchas personas el que llame a las cosas por su nombre les escandalizará, pero en mi caso, no.