La mecha de las grandes historias se enciende cuando nadie lo espera. Ocurre exactamente igual con los misterios. Y si hay alguien que sabe -y mucho- sobre ellos es Sherlock Holmes, el detective más famoso de la historia de la literatura.
Una noche cualquiera, en el Londres victoriano de finales del siglo, la niebla densa cubre la ciudad y, a la vez, oculta un misterio que estalla cuando cuatro desconocidos reciben la carta de un misterioso personaje: deben acudir a su mansión para descifrar un crimen. Pero no es un crimen cualquiera, sino el asesinato del archiconocido Sherlock Holmes. Y según la misiva, el autor será uno de ellos.
Allí se dan cita el Dr. Watson, fiel compañero del propio Holmes, Irene Norton, la señora Roberts y el profesor Moriarty. Ninguno sabe nada de los demás y entre todos deben descifrar quién de ellos es el asesino y por qué serían capaces de acabar con la vida del detective. Pero la tensión aumenta cuando allí, en mitad de ese juego macabro al más puro estilo Cluedo, aparece él: Sherlock, que se une a la investigación de un caso del que, muy a su pesar, es el protagonista principal.
Y todo ello ocurre en una escenografía muy evocadora que, desde que sube el telón, invita a entrar de lleno en esa época victoriana tan característica de las historias de Arthur Conan Doyle.
Si hay algo que destaca por encima de todo en esta puesta en escena, son las voces de todo el elenco. Son grandes profesionales del teatro musical y eso se nota. Hay canciones en las que algunos de ellos se lucen especialmente y dejan al teatro totalmente enmudecido. Y la música del piano en directo es un plus.
Talía del Val, Enrique Ferrer, Joseán Moreno, Enrique R. del Portal, Julia Möller y Daniel Diges dan vida a cada uno de estos personajes que te transportan a ese Londres misterioso que es, a la vez, inquietante y atractivo.
Aunque la obra en general es entretenida, hay varios momentos en los que la historia se ralentiza un poco más y puede llegar a perder fuerza. Pero hacia el final, como cualquier buen misterio, todo salta por los aires, desde el punto de vista narrativo, y te reconcilias con la obra. También destacaría que, a pesar de que Daniel Diges interpreta de forma muy correcta a Sherlock Holmes, el auténtico protagonista de este musical, ese papel le queda un poco grande, por una cuestión de edad y quizá, por la imagen que todos tenemos interiorizada del propio Sherlock.
“¿Quién mató a Sherlock Holmes?, el musical” es entretenido, evocador y… ¡misterioso! Y, ¿quién puede resistirse a un buen misterio? Pero, a veces, descubrir la verdad supone pagar un precio muy alto. Y precisamente ahí reside la magia de esta propuesta. Si quieren resolverlo, el patio de butacas y Sherlock Holmes les esperan.