¿Quién mató a Sherlock Holmes? es un musical que tiene todas las papeletas para convertirse en el fenómeno teatral de estas navidades por muchos motivos que os iré enumerando.
El primero de esos motivos es la elección de la escenografía: aunque desde mi sitio no la pude apreciar del todo bien, debido a que estaba casi en la última fila y que las personas que tenía delante de mí, en las butacas, hablaban todo el rato y se movían constantemente, cuando podía apreciar los detalles del escenario, no podía dejar de mirar los cuadros (aunque no los viese del todo definidos), o el juego de luces o la escalera por la que los personajes suben y bajan, etc.
El segundo motivo es la elección de un elenco con amplia experiencia en musicales y con distintos registros que al unir sus voces en las canciones grupales crean un ambiente perfecto con una coral fantástica. Pero tengo a mis favoritos de ¿Quién mató a Sherlock Holmes? y son Julia Möller y Joseán Moreno, porque ellos hacen suyos a los personajes que interpretan y los llevan a su terreno constantemente. Tanto Julia como Josean crean unos personajes con muchas capas.
Daniel Diges,Talía del Val,Enrique Ferrer y Enrique R. Del Portal están muy bien cada uno en su papel, pero a veces unos se comen a otros en los dúos, en vez de complementarse; quizás eso sea porque los micrófonos en muchas ocasiones no funcionaban a tiempo o bien y no se escuchaba el inicio de una frase, pero son cosas del estreno y esto no va a desmerecer para nada a este musical, porque tiene los ingredientes perfectos para cautivar a grandes y no tan grandes. Además, las canciones son muy originales y la música del piano, en directo, es un aliciente más de este espéctaculo.
El tercer motivo son los giros de guión, un gran acierto para hacer que el espectador empiece a pensar en este caso especial de este detective tan famoso y de fama internacional.
Es un espectáculo familiar, pero si se va con niños muy pequeños, mirad desde que edad es recomendable llevarlos a ver la función.
Otra de las cosas que me molesta en un teatro o en un cine es la impuntualidad. Entiendo que los metros, buses y otras cosas puedan suceder para llegar tarde, pero lo de ayer era una falta de respeto increíble; era un goteo incesante de personas que entraban al teatro con la obra empezada hace unos 15 o 20 minutos (miré el reloj, por curiosidad y porque me desconcentraba).
Pequeñas tonterías que pueden estar de más, pero me parece una falta de respeto por los actores y actrices que son grandes profesionales y eso no puede que a ellos no les desconcentra, pero al resto de espectadores, sí.