Vamos a hablar de William Shakespeare. Todo el mundo conoce buena parte de sus obras, sus protagonistas, sus frases míticas, sus finales, sus mitos y leyendas…pero todo esto hay que desmenuzarlo, humanizarlo, acercarlo al público, dar a entender que es mucho mas que un texto «complicado». Asistir a un montaje de esta envergadura es una aventura única, ya que se nos muestran multitud de sentimientos similares a los que sentimos a lo largo de nuestra vida: ambición, amor, odio, alianzas, amistades, envidias, decepciones, alegrías… entre otras cosas.
Todo esto es lo que este montaje nos presenta de la mano de «el Tío Caracoles» e«IFAM»; pero lo hace de una manera cercana, abrupta, rompedora, innovadora y reconocible. No hace falta irnos a Londres para ver un montaje alternativo y distinto pero con talento; esta producción es todo eso y más.
Para empezar la imagen es claustrofóbica, acorde con lo que era esa época donde un puñal se escondía detrás de cada tapiz. La escenografía es sencilla pero rompedora, el vestuario es muy rico en matices en su abundancia o carencia (depende del personaje). La iluminación es parte muy importante de la puesta en escena donde cada luz representa un espacio, una sensación y una acción.
La interpretación del elenco es muy buena y están al límite durante toda la función.
Dejo en último lugar al protagonista; Nicolás Pérez Costa, que es además adaptador y director. A veces cuando uno desempeña varias funciones en una producción, se suele cojear en algo pero este no es el caso.
La daptación es muy asequible y entendible, la dirección dota de dinamismo la acción sin llegar al exceso y la interpretación es …soberbia. Mantiene el personaje arriba durante toda la función, las intenciones son perfectamente claras y recita el texto con fluidez y ritmo; es una máquina en escena.
Por tanto: este montaje es de lo mejor que hay en la cartelera teatral actualmente y el mejor Shakesperare que se ha visto en mucho tiempo.
Ricardo III os está esperando en el Teatro Infanta Isabel y si no quieres «perder la cabeza», no le hagas esperar…
