He de reconocer que asistí al estreno de esta obra porque nunca había visto Romeo y Julieta. Leí la obra cuando era adolescente y me apetecía mucho ver un clásico. Después de tener las entradas me fijé que había un único intérprete. Un atisbo de duda me recorrió la espalda. Nunca me he alegrado tanto de equivocarme estrepitosamente en prejuzgar algo.
Tuve el honor de asistir al estreno de un obrón (¿es ése el término equivalente en teatro a “peliculón” en el cine?). La compañía ULTRAMARINOS DE LUCAS nos trae una versión de Romeo y Julieta adaptada a un solo intérprete que se encarga magistralmente de poner voz y cuerpo a todos los personajes de la obra. Naturalmente, no es la obra completa ni aparecen todos los personajes, pero la adaptación mantiene la esencia del argumento.
Jorge Padín, como si acaba de llegar directamente del Royal Albert Hall de Londres, es el actor que da vida al texto. Le acompaña en escena una escueta escenografía y un minimalista vestuario que acentúan la actuación de Padín. Muy acertados, en mi humilde opinión. Una perfecta combinación de buenos trabajos que resultan en una pieza que espero dé mucho de qué hablar. Los minutos de aplausos que ni siquiera esperaron a que las luces terminaran de apagarse así lo presagian.
Lo mejor: todo en general pero la noche de bodas es poéticamente maravillosa.
Lo peor: su corta programación en La Cuarta Pared. Sólo tres sábados. Dense prisa que sólo quedan dos.