Entrar en Scratch es entrar a una rave party para protagonizar el viaje de huída (y búsqueda) de uno de sus personajes.
Cargada de imágenes lúcidas y dolorosas, oníricas e hilarantes, o conmovedoras como una Pietá, Javier Lara y Fernando Delgado-Hierro proponen con Scratch un viaje por un mundo de referencias muy personales y -tal vez por eso- universales y reconocibles.
Un viaje al caos, hasta encontrar un big bang que vuelva a ponernos en marcha desde el más íntimo sentimiento de soledad universal, de orfandad infinita.
A Scratch hay que acudir curiosos y libres, como una Alicia dispuesta a entrar en el país de las maravillas, en un viaje alucinado del que salir con mil preguntas, pocas certezas, el corazón en un puño y la sonrisa en la boca, reconciliados. Y en cierto modo, aliviados.
Un portento en los registros más cómicos (de Obispo Lara a hada madrina) Javier Lara pasa a cortarte la sonrisa y la respiración con una sola petición de amor fraterno desesperado.
Como hermano pequeño, frágil, valiente o perdido, profundamente huérfano, derrotado o soñador, Fernando Delgado-Hierro compone un personaje precioso, conmovedor.
Gracias por invitarnos a esta fiesta salvaje y estimulante.