Una tragedia bella y comedida

Señora de rojo sobre fondo gris

Señora de rojo sobre fondo gris
12/10/2021

Señora de rojo sobre fondo gris es una adaptación de la novela homónima de Miguel Delibes. De la mano de la dirección de José Sámano, la representación dramatiza una de las novelas con más carácter autobiográfico de Miguel Delibes en la que la muerte, su concepción y la pérdida de un ser querido toman protagonismo como temáticas centrales.

Se trata de una adaptación de un texto narrativo, con un estilo denso, con una narrativa muy poética, densa y existencial. Pese a ello, la propia adaptación aprovecha esa densidad para proponer un monólogo profundo por parte de un gran actor como es José Sacristán. No solamente se trata de un gran actor, sino que su voz encaja con la gravedad del texto y sus reflexiones. El texto, denso y con una poética muy cuidada, favorece una recitación bella, pausada y que Sacristán realiza con gran éxito.

Escénicamente, la representación propone un decorado muy simple, una habitación oscura y desolada donde la reflexión acerca de la muerte encaja perfectamente. Es importante destacar también la importancia de los recursos de iluminación, que ayudan a dar escenas de ámbito nostálgico, oscuro o incluso cómico, según el texto lo requiera. Una escena con un solo personaje, Sacristán, consigue mediante luces, objetos y voces en off que se evoque la presencia (o incluso ausencia) que provoca tales reflexiones.

La representación es escénicamente viable y José Sacristán domina un texto profundo y bello a la perfección, para poder así dar voz a un texto trágico a la vez que comedido, sobrio, metafísico, trascendental. Pese a ello, la adaptación no puede evitar su naturaleza narrativa. La obra, en ocasiones, puede pecar de densa, excesivamente reflexiva y poco teatral. A mi parecer, en cambio, la belleza de la prosa de Delibes es llevada con mucho éxito al teatro de la mano de un actor consagrado como Sacristán, que gracias a una exitosa dirección y unos recursos escénicos acertados. Consigue, finalmente, representar un monólogo reflexivo, trágico, comedido, con el que fácilmente se empatiza y del cual se desprende una expresión comedida del dolor y la pérdida.

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