Corría el año 2013 cuando volví a España después de una Erasmus en el norte de Alemania. Me relacioné poco con alemanes, pero sí entendí que allí Hitler era intocable, innombrable, prohibido, era claramente el malo mucho más que aquí nuestro dictador local. Por eso, cuando se abrió el telón del Teatro de La Latina y no dejé de ver esvásticas por todas partes, me pregunté cómo se tomaría esto un alemán. Pero, viendo que la película original es de Lubitsch, cineasta alemán, pues supongo que todo vale.
Aunque no es -supongo que como la película- una obra extremadamente radical ni arriesgada, funciona muy bien como la comedia de enredo clásica que es. Con una escenografía muy agradable, visual y eficiente, con sus bigotes de pega para hacerte pasar por tal o cual personaje mientras nadie te reconoce, Ser o no ser es lo que se espera que sea: un buen rato de la mano de un Juan Echanove espléndido, chistes que no necesitan ser demasiado complejos para arrancarle carcajadas al público, en definitiva, y lo más importante, un teatro lleno de un montón de gente encantada de estar donde está.