Un viaje nostálgico

Tan solo el fin del mundo

Tan solo el fin del mundo
11/12/2023

Esta obra está teñida de nostalgia, esa sensación que tenemos cuando en vez de mirar al futuro nos regodeamos en el pasado. Es fácil saber que dirigir la vista hacia delante es la opción más inteligente. Sin embargo, hay veces que de forma racional no es posible evitar ese zarandeo y nos vemos inmersos en lo que fue y ya no es.

Israel Elejalde ha sabido tocar el corazoncito de nuestros yoes pasados ubicando en el centro de la escena una pantalla a modo de pase de diapositivas. En aquellos días en los que la familia se reunía en torno a una tela que mostraba los días disfrutados pero que también podría ser el pasar las hojas de un álbum de papel o deslizar el índice de la pantalla para llevarnos a esas imágenes propias, no de escena, que se muestran. Porque esta historia va de Jean-Luc Lagarce pero no deja de rozar los recuerdos que cada uno tiene de su pasado.

La escenografía de Mónica Boromello merece una mención aparte, esa inmensidad que se despliega en escena y que se resquebraja según avanzamos en el tiempo. Una iluminación de Paloma Parra muy bien medida que ocupa gustosamente el espacio de esas naves que lo acogen.

Si algo bajo mi punto de vista falla, es la dirección de actores. Raúl Prieto, Eneko Sargadoy y María Pujalte tienen momentos de verdad escénica pero en general, me quedaba coja la interpretación que solo se trabaja con mimo desde la dirección de escena. La figura del bailarín, Gilbert Jackson, nos demuestra que domina su disciplina y nos encamina a una serie de momentos oníricos; a pesar de ello, me cuesta encajarlo dentro de la escena y en general, falta orden y concierto. No obstante, a nivel visual he de decir que es una obra bien ejecutada, original y diferente, digna para degustarla.

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