No soy muy fan de los musicales. Lo confieso. Me suelen parecer historias de mujeres-princesas salvadas por hombres-príncipes, y todo se desarrolla dentro de un amor tóxico. Me suelen parecer versiones de Disney para adultos. Y, además, en vez de hablar, ¡cantan! No. No soy muy fan de los musicales.
Y, sin embargo, en cuanto se apagaron las luces en el teatro y empezó The book of mormon… ¡Qué maravilla! Cuantísimo talento en el equipo artístico. Qué artesanal y mágica la escenografía. Qué maravilla el vestuario. Cuantísimo acierto a la hora de contar y cantar la historia. Y, sobre todo, ¡qué divertido!
The book of mormon es una crítica mordaz… a todo. A la religión, a las familias, a los prejuicios, al capitalismo… es una crítica despiadada, pero bien hecha. No ofende (demasiado), no duele (demasiado), aunque sí escuece todo el rato. Y escuece a través de la carcajada.
Ojalá hubiera visto más espectáculos así para poder decir que sí soy fan de los musicales.