The Very Last Northern White Rhino es una propuesta escénica que bebe de una premisa trágica. Plantea la extinción funcional de la estirpe del rinoceronte blanco del norte desde su fragmentación y desaparición. Gastón Core, director y coreógrafo, lo sugiere a través del movimiento en esta evolución natural que avanza hacia el deceso.
Toda la pieza está supeditada a su explosión final y, en ese camino, la danza urbana es el hilo conductor. A partir de Oulouy, quien asume la interpretación en un solo de baile impoluto y poliédrico, se consigue una progresión orgánica en la que el cuerpo no se mueve sobre el escenario sino que se expande y lo inunda.
Exige un beef que llega con el juego de su sombra en la pared. Y es esta distorsión del lenguaje urbano lo que llama la atención. Desde una concepción contemporánea, se desestructura la naturaleza de este baile a favor de una ruptura entre ritmo y movimiento. Sorprende, por tanto, que el espacio sonoro de Jorge da Rocha no se mimetice con el actor. Sí, lo envuelve. Pero hay dos tempos paralelos sobre el mismo escenario: contención y liberación. Y en esta dicotomía se enfrenta la desintegración de la especie con el progreso de un entorno y sus fantasmas.