Todo por un sueño

Tick, Tick... BOOM!

Tick, Tick… BOOM!
11/02/2024 - La Estación – Gran Teatro CaixaBank Príncipe Pío

Musical semi autobiográfico de Jonathan Larson, el creador de Rent,  pieza clave en la historia del género, a cuya visibilidad ayudó, aunque suene mal, la muerte del autor, muy joven, la noche de la primera función en Broadway. Ese efecto también, lo siento, creo que contribuye al recorrido que ha tenido, hasta con película, esta pieza.

En resumen. Musical en el que se nota el amor por el género, perseguir sueños (y su precio), que encantará a aquellos que desarrollan procesos creativos.  A los no musical lovers o de la profesión no les molestará pero tampoco les convencerá.  

Un joven compositor de musicales, vive el vértigo (tick tick del reloj implacable, que se parece demasiado al de una bomba), de cumplir los 30, luchando por crear su primer musical, persiguiendo su sueño, aunque a veces pueda dudar y el miedo acecha ante el fracaso de tanto esfuerzo y esperanzas. En su camino vital, donde no parece haber sitio para nada más, orbitan a su alrededor los problemas que no ve de su mejor amigo y su novia, que cree puede haber llegado el momento de “madurar” y optar por vidas más prácticas.

El mensaje a primera vista es fuerte y alentador:  persigue tus sueños, no cejes en el empeño, en algún momento el cosmos te recompensará tu esfuerzo y pasión. Pero si escarbas, es que conseguir tus sueños, perseguir el reconocimiento compensa que por el camino has perdido y renunciado a momentos importantes con quienes te quieren, y todo pasa por delante de los demás, aunque les hagas daño.

Musicalmente agradable (no ayuda para los muy musical lovers ese casi autodenominarse alumno/sucesor de Sondheim), letras originales aunque falte cierta emoción, en general. Las interpretaciones correctas, destaca tanto en lo vocal como lo interpretativo Anabel García (Lo tuyo y lo mío) y Pepe Nufrio (Godspell) consigue que el protagonista, a ratos demasiado infantil y cuya ansiedad puede llegar a molestar, nos provoque hasta empatía,

Casi sin escenografía, no hace falta, la fuerza del piano presente, demasiadas proyecciones de los años ’90 que distraen y, como en otros musicales del estilo, auto referencias al género. Y sonido que como pasa a menudo, confunde potencia con calidad.

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