El lobo es un lobo para el hombre. Los pasos de un lobo de sombra alargada son los pasos de Sebastià y son los pasos de Lluís Homar. Los pasos de un lobo enjuto y atemorizado son los pasos de Marta y son los pasos de Lluís Homar. Los pasos de un lobo noble capaz de perdonar son los pasos de Manelic y son los pasos de Lluís Homar. Los pasos de un lobo fiel son los pasos de Nuri y, una vez más, son los pasos de Lluís Homar.
Lluís Homar encarna al lobo, ese lobo de cuatro cabezas, como cajas de resonancia, que todos llevamos dentro y del que surgen contradicciones a cada paso.
Tierra Baja de Àngel Guimerà desde dentro, desde las tripas, es lo que propone la adaptación de Pau Miró y el mismo Homar. La lucha por la libertad y por dejar de ser lobo, en una escenografía agobiante a la vez que desnuda diseñada por Lluc Castells que se plantea a modo de utopía. Siempre radiante contribuye con sus llamadas a la naturaleza la música y voz de Sílvia Pérez Cruz.
Vibrar con esperanza, hacia la tierra alta.