En Madrid ya hay más cómicos que locales de Ramen. Haciendo las cuentas, creo que tocamos a tres cómicos por habitante (yo a los míos los he puesto por turnos a limpiarme las ventanas, sacar la basura y elegirme series de Netflix para el finde). Soy asidua a locales de comedia, a sus open mic y a sus shows. Y me suele gustar ver cómicos desconocidos, porque ya estoy un poco cansada de los de siempre (quitando a Goyo Jiménez, claro, que ése es de otro planeta). Y de repente, esta semana, bicheando en cartelera, me encuentro con un cómico que no conocía. Roberto Gontán. El nombre en sí no me dice nada. Pero me llama la atención su cartel, donde aparece con cara de desquiciado y tapándose la desnudez con una señal de tráfico que dice claramente «prohibido a más de 40». Ya he visto muchos monólogos sobre envejecer, pero siempre es un tema con el que te identificas y, además, por el nombre del show (Un día eres joven y al otro…estás de puta madre), promete venirse arriba con eso de cumplir años. Como esta semana me hice una contractura cambiando la funda del edredón, creo que me puede venir bien una visión un poco más optimista sobre esto de crecer. Voy a verlo.
El tío aparece en el escenario y me doy cuenta de que la cara de desquiciado no era solo en el cartel, pero me despierta simpatía. Empieza bien.
A medida que va avanzando el show me empiezo a dar cuenta de que este colega tiene muy dominado el arte de la comedia. Disecciono, por deformación profesional de quien consume comedia constantemente como método de supervivencia, su texto de principio a final. Es evidente que el chaval controla MUCHO. Remates super bien ejecutados, salidas sorprendentes e interacciones con el público muy bien traídas. El texto es hilarante, bien construido y puesto en escena a través de un personaje muy bien habitado que combina el canallita con el loser (quien me diga que no puede empatizar con esto no tiene corazón…o lo que es peor…sentido del humor).
Me pasa muchas veces que me encuentro cómicos con buena base técnica, pero con los que luego no conecto o a los que veo encima del escenario y soy capaz de identificar todos los hilos que sostienen la estructura de su espectáculo. Pero este tío le mete una organicidad al texto, una naturalidad, que pareciera que estás escuchando a ese colega al que llamas cuando estás en la mierda para que te cuente sus movidas con una cerveza delante porque sabes que te vas a ir a casa con la mandíbula dolorida de tanto partirte la caja. Además, su show está lleno de cosas que, cuando crees que te suenan a algo que ya has visto, les da una vuelta de tuerca y acaban siendo algo totalmente diferente.
No cuento más, porque no quiero destriparle el show por si algún día lo acabo conociendo en persona y me lo echa en cara. Sólo diré que me imagino a este tío de guionista, escribiendo series y pelis de comedia fresca de las que tanto carece el panorama de ficción española, y atisbo un rayito de esperanza en el horizonte. Llevo años esperando un Mesías así. Lo que no me explico es cómo no lo hemos descubierto antes. Igual se estaba preparando, lo cual se nota en el resultado. Pero ahora que sé quién es…me lo llevo a casa.
