La adaptación teatral de Un monstruo viene a verme, la conocida novela de Patrick Ness, ha llegado a los escenarios españoles de la mano de La Joven Compañía junto a la Asociación Española contra el Cáncer. Este montaje lo protagoniza un elenco de nueve actores, cuyo trabajo interpretativo, tanto a nivel individual como de elenco, es profundamente humano, totalmente entregado a contar esta historia. Imposible no destacar a Cristina Bertol y su generosidad y sensibilidad interpretando el papel de la madre de Conor, a Antonia Paso, cuya Abuela es pura tridimensionalidad y entrega, y como no, a Eduardo Aguirre de Cárcer como el Monstruo, poderoso, impactante y carismático
La puesta en escena de José Luis Raymond y Laura Ordás, con el gran árbol como eje central (vestido con videoescena de Álvaro Luna) y diez sillas, resulta extremadamente efectiva e incluso sorprendente, sin llegar a distraer del relato. La dirección escénica de José Luis Arellano García es sólida y potente, sin miedo alguno a resaltar el drama y la intensidad psicológica de la historia, aunque algo desigual a nivel de ritmo escénico. La utilización de música, tanto en transiciones como algún momento puntual cantado, es excelente en ocasiones, pero en otras puede romper con la atmósfera creada en las escenas.
Aun así, este conmovedor y crudo relato sobre el duelo, la madurez, la pérdida y el miedo logra conmover gracias a la honestidad y crudeza con la que está contado. Esta propuesta, sensible, honesta y muy completa, atrapa al espectador con su enorme fuerza emocional y muestra cómo el teatro puede hacer tangible todo aquello que sentimos pero tanto nos cuesta expresar.