Vive Molière combina diferentes piezas del engranaje Molière para mostrarnos quién fue Jean-Baptiste, la persona detrás del genio. Para demostrarnos que escenas que en el s.XVII recorrían las regiones del sur de Francia aún no han caducado.
Los personajes Mito, Dato y Chisme defienden lo que quizá ocurrió, lo que los hechos demuestran y lo que las malas lenguas comentaron de un maestro cuyo nombre sigue resonando. Con 400 años de diferencia, que se dice pronto. Quizá sea gracias a la diosa Fama que se ve abocada a enamorarse perdidamente de este autor bohemio la que nos haya empujado a mantenerlo en nuestras mentes.
Álvaro Tato maneja la comedia moleriesca con referencias actuales de una forma magistral. Introduce el humor con un buen hacer que te envuelve, te sorprende y hace estallar carcajadas.
El humor de hoy ha eclosionado en monólogos cómicos donde la palabra es la clave. Y, sin embargo, ¡qué importancia cobra el cuerpo bien articulado o deformado! ¡Cuánto valor tiene una pausa bien encuadrada!. ¡Pardiez!
Y es ahí cuando autor y director entran en juego.
Yayo Cáceres ha dirigido la escena poniendo a prueba al espectador. ¿De cuántas formas se puede usar una silla? No volveré a ver mi salón de la misma forma. ¿Puede un pañuelo desplegado convertirse en una metáfora de la unión entre 2 personas? Los personajes se complementan con una escenografía escasa pero explotada al máximo para dotarla de nuevos usos en cada escena, de una forma creativa y excepcional. El ritmo de esta obra es maravillosamente estrepitoso, los estímulos se disparan en el escenario desafiando a los ojos del espectador. El oído se extraña de un lenguaje inesperado, de una melodía articulada con tesón por María Estal.
La interpretación de los actores está muy bien intercalada, pero debo confesar mi predilección por Kevin de la Rosa por tres razones: la variación de los tonos de voz en todos sus personajes, la composición gestual (a veces me planteaba si este hombre tiene huesos) y su cuidado por los pequeños detalles. Ese alfiler se me ha quedado grabado en el cerebro.
Disfruten de este estudiado simulacro de la vida de Molière. Lo suyo, es puro teatro.