Cualquiera que, alguna vez, haya subido a un escenario y haya disfrutado de la experiencia, estará de acuerdo en que el sentimiento de felicidad que produce es inigualable. Esta euforia adictiva casi sólo se podría comparar con la adrenalina del comienzo de una relación amorosa. You say tomato juega, en cierto modo, con este paralelismo para hablar de la crisis de pareja, la generacional y la artística en una comedia dolorosa, con mala leche y muy honesta. Las dudas, la insatisfacción, la frustración o la negación son algunas de las emociones plasmadas por el dramaturgo Joan Yago en esta obra incisiva que sabe plasmar, en cierto modo, las decepciones que nos puede traer la vida y las dificultades para afrontar los sentimientos y la realidad tal como es.
Divertida y realista pero también, en cierta medida, pesimista, resulta un excelente ejercicio de catarsis colectiva para cualquier espectador que haya tenido aspiraciones artísticas o que eche de menos la chispa en alguno de sus proyectos vitales o amorosos. Los dos actores protagonistas, Anna Moliner y Joan Negrié, tienen mucha química, mucho carisma y equilibran perfectamente humor y drama, patetismo y dignidad. También la cuidadosa dirección de Joan Maria Segura Bernadas es importante para encontrar el tono adecuado y hacer que el engranaje contrarreloj funcione sin descompensaciones o altibajos. En definitiva, un montaje casi redondo que llega lejos con una idea sencilla y que, en fragmentos concretos como el de la pizarra, resulta brillante.