EN EL TEATRO CAPITOL GRAN VIA

Alex O’dogherty: «He luchado tanto por conseguir mis sueños que he conseguido otros que me gustan más»

Su espectáculo 'Imbécil' celebra su quinta y última temporada sobre las tablas

Emma Álvarez

Álex tiene el don de la palabra y la utiliza en diferentes formatos. Es actor de teatro, de cine, de televisión. Ha lanzado un libro de recetas con su madre que en solo 3 semanas agotó su primera edición. Sigue celebrando conciertos con su grupo ‘La Bizarrería‘ con el que lleva ya más de diez años y suma y sigue. Hablamos con él de su espectáculo Imbécil, que sigue cosechando éxitos y no sólo, porque centrarse en un solo tema con una persona tan prolífica sería perder parte de su jugo.

La palabra «aburrirse» no sabes lo que significa, ¿verdad?

La añoro. La añoro.

Tu espectáculo Imbécil tiene el mismo título que una de las primeras canciones que grabaste con La Bizarrería. También me han chivado que tienes en tu casa un neón con la palabra y la llevas hoy escrita en la sudadera, ¿qué te atrae de esta palabra?

La tengo en muchos sitios. En realidad la tengo también tatuada. Me atrae la sonoridad, tiene tilde que puntúa doble. Procede del latín in vacuum, que significa sin bastón, sin apoyo, es decir, alguien que habla sin sentido, también en un momento dado llegó a significar débil, frágil, vulnerable. Así es como me siento muchas veces, o como me he sentido frente a los comentarios de otras personas, fundamentalmente en redes sociales. Nos sentimos débiles, frágiles, vulnerables. Por eso nos afectan las palabras, por eso somos imbéciles.

¿Has notado diferencias entre los comentarios de las redes sociales digitales y las presenciales -el público que va a verte-?

Mucho, mucho. Generalmente, si hay alguien en el público que le parece una mierda de espectáculo, va a esperar a meterse en las redes sociales para decírtelo. No te lo va a decir a la cara. También, por otro lado, se agradece el detalle, que también se lo podrían callar en las redes sociales porque tampoco es tan imprescindible su opinión. Es evidente que uno cuando hace cualquier cosa, sea quien sea, desde el mejor al peor actor del mundo, hará cosas y habrá a quien no le guste. Al fin y al cabo un cómico sale ahí a hacer reír. Si no te ha hecho reír, no te lo tomes tan a pecho, mucha gente se lo toma como una auténtica ofensa, sin tener en cuenta lo que ha dicho o de qué ha hablado. Me gustaría inculcar a todo el mundo que es imposible que te guste todo el mundo, que te haga gracia a todo el mundo.

«Imbécil» procede del latín in vacuum, que significa sin bastón, sin apoyo, es decir, alguien que habla sin sentido

Bueno, yo sí que me reí mucho cuando fui a ver tu espectáculo. Y no era la única. Me gustó mucho el uso de la palabra. De hecho, has creado una baraja de insultos arcaicos ¿podrías comentarla?

Es una baraja de un juego de mesa que hemos creado a raíz de este espectáculo porque me empezaron a interesar mucho los insultos del Siglo de Oro y empecé a investigar un poquito sobre ellos y se daba una situación curiosa. Por alguna razón que yo no sabría explicar, se han convertido en palabras que te pueden provocar la risa desde culo pollo a mentecato.

En el espectáculo pido palabras a la gente y estamos confeccionando un próximo libro. No sé cuándo ni cómo lo podré hacer, pero ya hemos recopilado más de 1.500 palabras. Y lo más curioso de todas estas palabras, lo que más abunda son sinónimos de imbécil o de tonto, de niño y de cotilla. ¿Por qué? Me preguntaba yo. Mi conclusión es que posiblemente eso sea lo que más hay en los pueblos: tontos, niños y cotillas.

En tu biografía de Wikipedia se destaca que tienes dos sobrinos ¿alguna vez te han sorprendido con una palabra nueva?

En realidad mi sobrina fue la que me dio toda la lista de las palabras de los jóvenes, porque yo empecé a darme cuenta de que los jóvenes, lógicamente, cuando hay una brecha importante, como ya es mi caso, utilizan un vocabulario muy diferente al nuestro. Y ella vino con su listita y ahí fue cuando salieron palabras como orco o monguer.

Hiciste un espectáculo hace años que se llamaba “El Amor es Pa Ná”, ¿has cambiado de opinión?

La verdad es que sí. De hecho cambié de opinión a la semana de estrenarlo. Es curiosísimo. Me tiré diez años escribiendo ese espectáculo. Yo siempre escribo lo que me preocupa, en realidad yo siempre digo que escribo para entender. Tenía esa edad de veintipocos y el amor estaba ahí todo el rato. Me planteaba si el amor se encontraba o si me iba a quedar solo toda mi puta vida como me dijo mi ex favorita. Después de recopilar muchos escritos y muchas canciones, decidí hacer ese mini musical. Y da la casualidad que una semana después de estrenarlo, encontré a la que hoy todavía es mi actual mujer.

Jorge Cuadrelli decía “mi patria son las palabras” ¿En tu caso también es así?

Sí. Él es mi gran maestro, al que he echado mucho de menos. En realidad yo creo que mi patria y la de todo el mundo deberían ser las palabras. Cómo nos expresamos dice mucho de nosotros y esto me empeño mucho en decirlo en imbécil. No es un espectáculo que hable sobre el poder de las palabras, que se habla mucho del poder de las palabras y me parece un poco caradura incluso esa expresión, porque las palabras no tienen poder de nada. El poder lo tenemos los que las usamos porque depende de cómo las usemos, le podremos alegrar a alguien el día o amargarle la vida.

¿La amabilidad como bandera?

La amabilidad está en desuso, pero a la gente amable y educada es que no hay por dónde pillarles. Tres palabras: perdón, por favor y gracias. Qué misterio tendrán que cuando se dicen la gente sonríe.

«Escribo para entender»

Estuviste tres años colaborando en Payasos Sin Fronteras y visitaste territorios palestinos ¿qué te trajo esa experiencia?

Mucho perdón, mucho gracias, mucho. Aprendimos mucho. Fui un verano a Gaza, otro a Sarajevo durante la guerra y otro al Sáhara. En inglés se dice eye-opening, nos abrieron mucho los ojos y nos hicieron ver que no tenemos motivos para quejarnos de nada en la vida, la verdad. Y sobre todo ahora que lamentablemente tenemos que ver esto todos los días en el telediario que sigue sin acabarse y sin haber el alto el fuego. Lo que está sucediendo en Gaza es terrible y lo que nos enseñó en aquel tiempo lo he ido descubriendo con el paso de los años. El poder de la risa. Existen Payasos Sin Fronteras, existen Médicos Sin Fronteras y es absurdo equipararlos. Las medicinas son necesarias en un país en conflicto, por supuesto. Pero la risa también, ¿sabes? Y una de las cosas más bonitas que vivimos en aquel momento ya no solo era la risa de los niños que queda muy bonito decirlo, sino que después de la risa de los niños venía el agradecimiento de sus padres. Cuando vienen los padres emocionados a abrazarte y a darte las gracias, es cuando realmente entiendes el poder de la risa y de lo que estábamos haciendo. Lo necesario que es que además de que haya educación, medicinas, libros y comida, que de alguna manera los niños y las familias puedan tener momentos de diversión. Y eso te hace sentirte útil, que es una cosa muy guay.

En tu charla Tedx, dices “Si luchas fuertemente por conseguir tus sueños, a lo mejor no lo consigues”. ¿Qué has aprendido en estos años con una carrera tan ecléctica?

En realidad está bien, pero creo que consigas tus sueños o no, estoy seguro de que si luchas por tu sueño conseguirás cosas que en algunas ocasiones pueden ser incluso mejores que tus sueños. Yo lo que tengo hoy en día es objetivamente mejor que lo que soñaba cuando era pequeño. Y si yo le explicara ahora a mi yo de 17 años esto… Yo soñaba con estar en Hollywood, ¿sabes? Y ahora lo que tengo es mi vida controlada por mí y hago lo que me da la gana y hago mis espectáculos. Y si de repente no me llaman para hacer ni una serie ni una película en dos años o tres no pasa nada porque me lo soluciono yo. Yo no he esperado que suene el teléfono jamás. Y cuando no me ha sonado he seguido haciendo cosas y ahora estoy abierto a todo y sobre todo a hacer mis propias cosas, como el libro. Vaya capricho que me he dado de hacer un libro que además me está dando dinero y que se está vendiendo como rosquillas. En realidad, he luchado tanto por conseguir mis sueños que he conseguido otros que me gustan más.

Te he preparado un cuestionario, a ver si conseguimos hacerlo ‘picadito’ como dice Javier Coronas.

¿Cuál ha sido la última cosa que has aprendido a hacer?

Lentejas

¿Y lo último que has desaprendido?

Pues a enfadarme, aunque me cuesta.

Tu canción favorita

Cualquiera de Prince

Personaje de teatro favorito

Marcos, de la obra Arte de Yasmina Reza. Es uno de los personajes que recuerdo con más cariño.

Payaso favorito

Me tendría que repartir entre Leo Bassi y Jango Edwards. Edwards murió hace poco y para mí era un auténtico genio.

Imbécil favorito

Gonzalo de Castro.

-Explícalo un poco por favor…-

Para mí imbécil no tiene una connotación negativa, también significa tonto, payaso, divertido. Y te garantizo que el tío más tonto, más payaso y más divertido que he conocido en mi vida es Gonzalo de Castro.

Una palabra equivocada

Las palabras equivocadas son las que se dicen sin pensar. También muchas veces las que se dicen con mal tono.

La palabra perfecta

Gracias

¿A quién has dejado con la palabra en la boca?

Posiblemente a un mormón

¿Qué vale más que mil palabras?

Mi perra

¿Qué palabra te gustaría que se llevase el viento?

La guerra

¿Ante quién te gustaría alzar la palabra?

Ante nadie, en el momento en el que alzas la palabra has perdido.

¿Palabras más o palabras menos?

Depende del contexto, la verdad. Hay veces que hacen falta más otras veces es suficiente con ninguna, pero lo que tenemos claro es que Los Rodríguez Siempre.

Una persona con mucha palabrería

Henar Álvarez es una cómica que me gusta mucho cómo habla y cómo se expresa. Roberto Leal es otra persona a la que admiro mucho.

Y para terminar, tus últimas palabras

Con mis mejores deseos, que os follen.

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Escrito por

Redactora Jefa de Teatro Madrid. Estudié Ciencias de la Información en la Complutense e interpretación con la técnica Meisner y Lecoq, donde descubrí la importancia de la escucha y el potencial del cuerpo.

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