Con las velas izadas y el viento a favor, Nave 73 surca los mares del teatro madrileño entre temporales y mares en calma. Bienvenidos a su historia.
PRIMEROS PASOS
Para rescatar esta historia de resistencia frente a emociones propias y burocracia ajena, nos sentamos con Rocío Navarro, Álvaro Moreno y Alberto Salas, las tres cabezas que armaron el proyecto detrás de esta potente sala de teatro independiente.
Después de dos intentos de poner en pie un proyecto similar, cuando la toalla estaba a medio camino entre sus manos y el suelo… Nave 73 abrió sus puertas. Era mayo de 2013 cuando la antigua imprenta de la calle Palos de la Frontera se sacudía el tiempo y las letras, para convertirse en sala de teatro, laboratorio de creación escénica y cafetería.
Los primeros trabajos escénicos que pasearon por el escenario de este versátil espacio fueron: Línea de Flotación, Masked, o el Fuenteovejuna de César Barló.
También se empezaron a trenzar los lazos que les unirían a la compañía Grumelot, y vio la luz el festival Clasicoff o el Ciclo Iguales, sello de identidad de esta sala para reivindicar la igualdad durante las fiestas del Orgullo LGTBI.
Nave 73 abrió sin un círculo de contactos potentes, reclamando su propio espacio dentro del circuito off de Madrid, gracias a un proyecto sólido y acompañado de los consejos y cuidados de otras salas hermanas como el antiguo Sol de York.
Por suerte -para ellos y para quienes disfrutamos de sus propuestas escénicas- hicieron caso omiso a quienes desde la experiencia y el miedo les recomendaban no intentarlo, buscar un nuevo proyecto, y decir adiós al teatro.
Nave 73 es una sala y un máster de vida. Rocío, Álvaro y Alberto coinciden en que este proyecto les ha curtido a nivel profesional y en el plano emocional. Un sueño como este implica renunciar a otras cosas, y conlleva una noria de emociones donde hay instantes de dificultad, pero también muchos pequeños y grandes logros que celebrar.
Elegir arriesgar les ha ayudado a tomar mayor consciencia de sí mismos y descubrir cómo afrontar y gestionar los retos sin perder el juicio. Fluyen y se adaptan en equipo, tarea fundamental de todo negocio para que los socios no acaben haciendo volar sillas de una cabeza a otra.
PROYECTO ACTUAL
El logo de esta sala reúne parte de la esencia de Nave 73: puertas abiertas para acoger. En este proyecto prima la colaboración, ser plataforma, abrir el espacio a la investigación, y no tanto la participación directa con espectáculos propios.
La filosofía de Nave 73 es crear interconexiones apostando de manera decidida por la formación, pero no con una escuela de teatro al uso, sino con un híbrido que responda a las necesidades escénicas en constante evolución.
Para apuntalar este reto suman a sus instalaciones 3 salas en la calle Peñuelas donde imparten distintos laboratorios y el Máster de Dirección Creativa con el que defienden la necesidad del rigor envolviendo la creación escénica.
La elección de los trabajos que se exhiben en Nave 73 sigue siendo una tarea igual de emocional que cuando inauguraron el espacio, pero ahora saben qué es exactamente lo que les remueve y provoca el “sí, quiero” ante una propuesta.
Mientras apuntalan la línea de programación, también han ido conociendo a su público, que además de estar compuesto por gente del sector teatral, se le han sumado las señoras de barrio, pieza fundamental en el boca a boca y señal inequívoca de que algo interesante, para todo espectador, se cuece frente a las butacas.
El éxito del proyecto actual que defiende Nave 73 parte del hecho de ser conscientes de que lo están haciendo bien. Han realizado un importante desembolso de dinero, tiempo y papeleo. Pero el ir despacio y seguros ha evitado que un precinto frene su actividad o que se topen con denuncias y obstáculos políticamente desesperantes.
PRÓXIMAS METAS
El reto de imaginar cómo será Nave 73 en cinco años les ha resultado fácil: igual, pero mejorando la estructura personal y física de la sala, para continuar apostando por la formación y la exhibición de piezas que demuestren que la escena madrileña se mueve y transforma.
El próximo paso de Nave 73 es crecer mejorando las condiciones de los artistas que llevan sus trabajos y del público que los disfruta, que somos muchos y fieles.
En aquel mayo de 2013 donde empezaba esta historia, tuve claro que este equipo resistiría a las turbias aguas del teatro en Madrid. Hoy, mantengo que son unos supervivientes, pero que además vienen a transformar y alimentar el hambre teatrero de la ciudad.
Pasen y aplaudan, esta nave tiene viaje por delante.
Iduna RuSol / @IdunaRuSol
Fotos José Antonio Alba