‘Dentro de la tierra’ de Paco Bezerra, una fábula que participa de la magia con crueldad, amor y humor

José Antonio Alba

Una catedral de alambre y plástico nos da la bienvenida al adentrarnos en el patio de butacas del Teatro Valle-Inclán. Un espacio con aire solemne flanqueado por enredaderas rebosantes de tomates rojos, muy rojos, tentadores como frutos prohibidos, que son el epicentro de un acto de poesía y fanática devoción al que estamos a punto de asistir, arropando el camino de arena y cruces que separan las raíces del altar profano, lugar de paz y redención para el martir, y la pila bautismal que recoge tanto el pecado como el refugio. Dentro de la Tierra, el texto de Paco Bezerra respira así, situado en los dominios de la duermevela, reside a caballo entre el sueño y la realidad, allí donde la poética y la superstición se hacen posibles y retratan con aires de sueño confuso la hostilidad de un entorno manchado de miedo e incomprensión.

Bezerra nos desvela que Dentro de la Tierra habla “del plástico, de las supersticiones, de fantasmas, tomates, tierra y mucho desierto y de un niño, que soy yo, que siempre quiso escribir teatro y que le interesaba el mundo de la imaginación y de la literatura y que todo eso le importaba un comino, pero con lo que tenía que convivir. (…)Llevo toda la vida huyendo de ese entorno para al final acabar hablando sobre ello”. Un texto con el que fue Premio Nacional de Literatura Dramática y que ha tenido que esperar desde el 2009 hasta ahora para ver la luz. “En el teatro las cosas van lentas”.

Dentro de la Tierra es un cuento trágico que supone el sexto encuentro teatral entre su autor y Luis Luque “Yo me he hecho director de la mano de Paco Bezerra nos cuenta “Comencé de la mano de Miguel Narros, pero mi primer montaje profesional como director fue La Escuela de la Desobediencia, así que yo empecé con Paco”.

Poner en escena esta función en el CDN es “Un sueño perseguido” que Luque agradece a Ernesto Caballero por el cariño con el que ha apostado, poniendo a su disposición los recursos técnicos y escénicos de una de las mejores salas a nivel europeo, el Teatro Valle-Inclán. Permitiendo que Juan Gómez Cornejo en la luz, Mónica Boromello en el espacio escénico y Luis Miguel Cobo en la música, extremidades de este ser bicéfalo que conforman Luque y Bezerra, creen y den cuerpo a esta fábula largamente soñada junto a un elenco que une el teatro que se inicia, como Samy Khalil, que comienza a caminar fuera de La Joven Compañía protagonizando esta historia, o Mina El Hammani, su primera incursión en el teatro «Es un personaje que me toca muy de cerca. Mi padre fue trabajador ilegal durante 15 años y es responsabilidad mía dar voz a todas esas personas que no la tienen”, junto a nombres de nuestro teatro contemporáneo: Pepa Rus, Raúl Prieto, Jorge Calvo “Es un homenaje al diferente a través de la poética” o figuras ya consolidadas como Chete Lera y Julieta Serrano Dentro de la tierra es una fábula y participa de la magia, pero como en todas las fábulas, hay crueldad, amor y humor” Julieta además, con esta función, celebra su 60 aniversario como actriz “La armonía en el equipo es algo que me motiva para continuar con esta carrera”.

Una historia donde lo real y lo onírico convergen, donde la pureza de espíritu se (mal)entiende como enfermedad y el amor como debilidad. Donde la cerrazón de la tradición explota violentamente ante la belleza de la luz. “Yo creo que el teatro se tiene que hacer sobre aquello de lo que se duda” dice Bezerra, quien pone sobre la mesa un retrato mágico, y a la vez doloroso, de una España que solo vislumbramos cuando la dejamos a un costado de nuestras carreteras, pero que permanece y donde la vida es eso: Superstición y tierra. “Yo creo que es un reflejo de cómo es este país, de cómo nos peleamos los unos con los otros y no nos damos cuenta que disparamos contra nosotros mismos”

Texto José Antonio Alba

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