‘EL BARRIO’, EN EL TEATRO LARA

Diego Da Costa: «Las cuentas pendientes no son con otra persona, sino contigo mismo, a quien no cuidas desde hace años»

El dramaturgo y director trabaja en su segunda pieza con su compañía 'La Joie de la Colina'. Tres personajes vuelven a reencontrarse entre ellos y con su adolescencia

Amanda H C
Estreno de 'El barrio' de Diego Da Costa en el Teatro Lara

‘El barrio’ es la segunda obra escrita y dirigida por Diego Da Costa

Hay momentos en la vida en los que, por gusto o por necesidad, tenemos que volver la vista atrás y pensar en nuestro pasado. Quienes somos ahora está en esos años que ya creíamos olvidados o a los que nos es difícil volver. Diego Da Costa se ha armado de valentía y ha echado un vistazo al barrio en el que pasó su adolescencia, La Elipa, para retratar una historia que dialoga con un presente que aún está lleno de heridas y, quizás, de perdones.

Tras un primer abordaje a la salud mental en Ayer intenté suicidarme, su segunda obra aborda la masculinidad, la herencia heteropatriarcal y la manera en la que se relacionan los hombres entre sí, con tres personajes interpretados por Jaime Macanás, Rober Pascual y Alfonso Muñoz. Y continúa con otros temas como las heridas aún abiertas, las relaciones tóxicas o el hecho de aceptarse uno mismo para liberarse. Todas estas tramas y alguna más completan su propuesta titulada El barrio, en el Teatro Lara.

¿De dónde nace este proyecto?

Después de Ayer intenté suicidarme, tenía intención de descansar, pero me vino una idea a la cabeza y empecé a escribir para probar. Y, de repente, me di cuenta de que escribía en todas partes; en mi casa, en el metro… y empecé a armar un puzle. Me vino a la cabeza la época en la que estuve viviendo en La Elipa, donde está inspirada la obra, y pensé que ahora que soy mayor, no recuerdo referentes de otra masculinidad que no fuera la prototípica. El barrio nació también de cómo somos resultado de las masculinidades que aprendemos durante la juventud.

Tu primera obra trataba el tema del suicidio y esta sobre la masculinidad tóxica, ¿apuestas fuerte, no?

Suena a tópico, pero en ambos casos, los temas me encontraron. El suicidio es un tema muy complejo y, después de escribir la obra, te das cuenta de su envergadura y de que hay tantas razones para suicidarse como personas lo han intentado o que, desgraciadamente, lo han hecho. Esa obra llegó a raíz de leer un artículo que decía que se había disparado el suicidio juvenil. Yo estaba saliendo de una mala racha, después de la pandemia, en la que te tienes que volver a exponer a un montón de estímulos. Y pensé que tenía algo en común que se había disparado. Y sobre la pregunta qué lleva a una persona a querer suicidarse, más que buscar respuestas fue intentar una reflexión común y acabar con el silencio y con la crisis que llevamos y aceptar que no estábamos bien.

La segunda obra y la masculinidad tóxica tiene relación con que yo mismo me he encontrado con aprendizajes de ciertos micromachismos y, para aprender sobre todo eso, hay que mirarse a uno mismo y a la sociedad. Desgraciadamente, veo que hay muchos hombres que piensan que el feminismo no va con ellos y se equivocan. El avance del feminismo y todo lo que queda por hacer por supuesto tiene que ver conmigo, como persona perteneciente al colectivo LGTB, y como hombre, porque durante muchos años no hemos sido capaces de expresar lo que nos pasaba, por ejemplo. Creo que es importante preguntarse por qué nos ocurre esto.

Estreno de 'El barrio' de Diego Da Costa en el Teatro Lara

La obra estará en cartel del 16 de enero al 5 de marzo

¿Quiénes son estos tres personajes de la obra?

Darío es un periodista cultural asentado en Barcelona que, tras la muerte de uno de sus amigos del barrio, decide volver a Madrid y reencontrarse con Daniel, su mejor amigo de entonces y con quien tenía una relación ambigua. Darío también se reencontrará con Adrián. Ellos dos se gustaban, pero, por la edad que tenían, nunca pudieron vivir ese amor porque consideraban que era algo malo. Lo que buscan estos personajes no es solo cerrar heridas con los otros o cuentas pendientes, sino también reflexionar por qué ocurrieron esas heridas y si todavía hoy siguen en esa etapa.

¿Qué les separa?

Les separa la manera de vivir sus masculinidades. Porque Daniel es el prototipo heterosexual de barrio de toda la vida, con su novia de siempre, el fútbol y su chulería, y en su desarrollo se ve la razón de su coraza. Darío piensa que ha avanzado porque es un bisexual orgulloso, pero sigue teniendo miedo a mostrarse vulnerable. Y Adrián ha conseguido liberarse porque se ha dado cuenta de que quiere ser él mismo.

¿Qué hay en La Elipa, qué va a descubrir el público?

Es un barrio que conozco y lo que he querido ha sido transmitir que no es un barrio diferente a cualquier otro de Madrid, porque siento que es necesario desmitificar los barrios, ya que solemos pensar que allí vive gente chunga, violenta o maleducada. Creo que, además, no se habla de la gente de los barrios. En La Elipa que vamos a descubrir, hay gente dispuesta a cumplir sus sueños como cualquiera, aunque es factible la separación social y económica, ya que es algo que no podemos obviar del sistema en el que vivimos.

¿Será diferente el lugar en el que se coloque un espectador y una espectadora viendo esta obra?

Yo creo que habrá muchos hombres que nos sintamos identificados con los tres personajes, porque esta no deja de ser una obra LGTB, y que las mujeres podrán tener conversaciones que no suelen tener con los hombres. Tenemos demasiado separadas las cosas de chicas y de chicos y la dificultad de expresar sentimientos, la fragilidad o el no ser capaz de definir qué te pasa con esa persona son temas comunes y esta obra da pie a que se produzca esa unión.

Estreno de 'El barrio' de Diego Da Costa en el Teatro Lara

El tema central de ‘El barrio’ es la masculinidad tóxica

Temas como la amistad, la muerte o el heteropatriarcado están muy presentes, ¿desde dónde habéis comenzado a trabajarlos?

Empezamos trabajando desde la masculinidad tóxica, aunque el guion ha ido cambiando. Nuestro fin, por ejemplo, no era presentar a un personaje a modo de macho alfa heteropatriarcal e ir a por él. Por eso, seguimos haciéndonos preguntas sobre por qué este personaje es así y abriendo capas, desde la externa de la masculinidad tóxica, hasta otras más internas como la dificultad de gestionar situaciones, el peso del pasado, los traumas y las relaciones tóxicas, tanto en amistades como en relaciones sentimentales.

Tres amigos de la adolescencia. ¿Crees que ahí está el germen de todo lo que somos después como adultos?

Tenemos que aceptar que las etapas más tempranas de nuestras vidas repercuten en nuestras vidas adultas. Hay muchos traumas enterrados porque no se hablan. Y creo que la adolescencia es una etapa vital. En ella, empezamos a construir nuestra personalidad, también es cuando más inseguridades tenemos, más intentamos encajar o hacer lo que se supone que es guay. Lo bueno es que pueda haber una parte de reconciliación, no con esa etapa pasada, sino con uno mismo en aquella etapa. Terminamos perdonando a todo el mundo, menos a nosotros mismos y esta obra busca que nos demos cuenta de que, a veces, las cuentas pendientes no son con otra persona, sino contigo mismo, a quien no visitas ni cuidas desde hace años. Y un perdón hacia ese yo es fundamental.

¿Qué significa la palabra barrio para ti?

Este proyecto nació al escuchar la canción Antes de morirme de Rosalía y C. Tangana, una canción que para mí te invita a ese barrio. Pensaba que era bonita y tenía mucho sentimiento y me pregunté cómo sería si la cantasen dos hombres, con el prototipo de chicos de barrio, y cómo se recibiría. Por ello, al principio, la obra se llamaba Antes de morirme, pero lo cambiamos porque decir, por ejemplo, “voy al barrio” es algo muy identificativo, no hace falta añadirle nada más y lo dices con cariño. Por eso, para mí, la palabra barrio significa casa, hogar, pero no siempre volver a ello está acompañado de felicidad, sino de una mezcla de sensaciones.

En tu segunda pieza, ¿crees que has conseguido más preguntas o más respuestas después de estos dos procesos?

He podido madurar en ciertos aspectos porque cada proyecto te permite abrir horizontes y también madurar el estilo y la identidad. Creo que las preguntas son necesarias y sigo haciéndomelas. Y en cada obra, intento lanzar preguntas que me gusta compartir y debatir.

Si echas la vista atrás, ¿qué le dirías a tu yo adolescente?

En este punto de mi vida, le vería con mucho cariño y le diría que todo pasa y que no se olvide de que tiene que estar orgulloso primero de sí mismo y ya desde entonces. Muchas veces no nos damos cuenta de las batallas que protagonizamos de jóvenes y a dónde llegamos.

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Me siento más a gusto en el teatro que en mi casa.

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