¿Puede un curso para aprender a hacer pan cambiarle la vida a una persona? Una terapia integral, comedia escrita por Cristina Clemente y Marc Angelet, plantea esta pregunta cada noche en el Teatro Fígaro Adolfo Marsillach.
Tres peculiares personajes son los escogidos entre miles de aspirantes para participar en un taller muy elitista para aprender a hacer pan impartido por Toni Roca, el excéntrico cocinero que encarna Antonio Molero. Todo se basa en una simple premisa: eres como el pan que cocinas.
Un divertido periplo en el que no solo aprenderán a preparar esta receta que ya conocían los egipcios, sino que además les servirá como una terapia integral que les cambiará la vida.
TeatroMadrid ha conversado con el actor Antonio Molero y con los autores y directores del montaje para conocer todos los ingredientes que componen esta comedia.
Un equipo que ha hecho muy buenas migas
En la presentación del espectáculo se intuía una energía festiva y alegre. Cuando TeatroMadrid lo comenta con los actores, estos desvelan que han disfrutado mucho los ensayos.
Antonio Molero reconoce que, cuando se está ensayando una comedia, «hay días de muchas risas. Hasta que no la tienes agarrada, se improvisa mucho, se busca mucho, y los cuatro somos muy payasos y lo hemos pasado muy bien».
Además, confiesa que ha disfrutado mucho con la trama y sus personajes. Antonio Molero expresa que se enamoró de su personaje en cuanto leyó el texto: «Me parecía muy complicado porque Toni Roca es una especie de maestro de ceremonias: todo lo controla, todo lo sabe, se anticipa a todo. Es un bombón de personaje, lo he disfrutado en los ensayos y lo sigo disfrutando muchísimo».
Cuando la religión no da respuestas
Yoga con cabras, tiro de hacha, risoterapia, ASMR… Son muchas las terapias alternativas que han aparecido en los últimos años. ¿A qué se debe esta invasión repentina?
Cristina Clemente y Marc Angelet lo tuvieron claro en el proceso de creación de la obra. Angelet aduce que «somos una sociedad que está apartando la religión pero, en el fondo, necesitamos seguir creyendo en algo. Este vacío que se genera se llena con nuevas espiritualidades, con terapias, libros de autoayuda… Somos seres espirituales y necesitamos responder a esas preguntas universales que todos nos planteamos: ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué queremos ser? ¿Hacia dónde vamos?».
Antonio Molero añade que «el personaje de César Camino ha pasado por todo tipo de terapias y, cuando lo explica en escena, te meas de la risa».
El humor como ingrediente estrella
Antonio Molero explica que su personaje acompaña a sus alumnos por cuatro fases: mezclar, amasar, reposar y hornear. Por estas etapas no solo pasa el pan, también los que lo cocinan: se mezclan entre ellos. Toni Roca los amasa buscando sus puntos flacos, los deja reposar y, al final, se produce el acto catártico.
Además, la comedia permite llegar más lejos a la hora de conversar sobre ciertos temas y conectar con los demás. Cristina Clemente, una de las autoras y directoras de la pieza, desvela que «a Marc y a mí nos gusta mucho trabajar a través del humor porque es una manera muy directa de llegar al público, y además este lo agradece mucho». Y añade que «gracias a la comedia se pueden contar cosas fuertes sin que la gente se distancie, puedes llegar casi donde quieras porque el público está contigo».
La receta para una buena comedia
Esta pieza no solo está compuesta por harina de trigo, agua y sal. Según sus cocineros, se encuentran en ella otros ingredientes como «problemas y cuestiones comunes y universales», «un texto inteligente y gamberro», «actores heterogéneos con mucha química entre ellos» y, como no podía faltar, un buen toque de humor.
Un manjar para el alma que el espectador sazonará a su gusto con lo que traiga de casa. ¡Es hora de poner las manos sobre la masa!
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