Juanjo González: «La cartelera de musicales de Madrid cada vez es más atrevida y arriesgada»

Irene Herrero

¿Qué es el Teatro Musical? ¿Dónde están sus raíces? ¿Qué grandes nombres han hecho avanzar la historia de este género? ¿Quién ha protagonizado las historias sobre los escenarios de Broadway desde hace más de 150 años? El productor, director y periodista Juanjo González ha presentado un libro para dar respuesta a estas y muchas otras cuestiones. Go Broadway Books edita Introducción a la historia del Teatro Musical Americano, el primer libro de González.

En este libro, el director de BroadwayWorld Spain propone un viaje por la historia del musical desde su cuna, repasando los grandes hitos que han dado forma a esta tradición. Desde Show Boat a Hamilton, desde Oklahoma! a Hadestwon, una mirada amena y pedagógica por la evolución del show business. Hablamos con el autor, que desde hace años estambién productor de la compañía La Coja Producciones, sobre la situación de los musicales en Madrid y su relación con este género.

Entrevista a Juanjo González

¿Qué van a encontrar los lectores en Introducción a la historia del Teatro Musical americano?

Juanjo González: Lo que van a encontrar es un recorrido desde los inicios del Teatro Musical americano hasta nuestros días, incluyendo la pandemia, para que vean que no surgió todo el El Rey León o El Fantasma de la Ópera. Lo más curioso es que se remonta a los inicios del teatro en Europa, en Grecia. Es un arte que lleva 2.500 años. Hasta nuestros días ha llegado una forma muy determinada debido a unos factores socio-culturales concretos. En lo que hago hincapié es en que todo lo que se ve ahora está muy premiado por la época  ypor la tradición de los últimos 150 años en Nueva York, pero se remonta a mucho más atrás. Creo que esto es importante porque el musical americano está en el imaginario de todos, desde un episodios de Los Simpson hasta mil referencias en series de Netflix. El hecho de que haya trascendido a la cultura popular es algo sobre lo que merece la pena indagar.

Así que el teatro musical, ¿nace en Grecia?

J.G. Pues es curioso porque en el Renacimiento lo que hacen es indagar en las formas originales de teatro, que ellos se creían que era todo cantado como la Camerata Fiorentina y Monteverdi, que es de donde viene la ópera. Pero en realidad eran partes cantadas y partes habladas, había texto y canciones. Las primeras formas de teatro ya eran Teatro Musical. 

A día de hoy, ¿qué es y qué no es Teatro Musical?

J.G. Bueno, yo empiezo con una definición que da John Kenrick en su libro Musical Theatre: A History, que es uno de mis referentes, que dice que es «cualquier producción en la que se utiliza la música popular para contar la historia con diálogos opcionales», pero termina diciendo que l»o más importante es que la música sea buena y que conecte». Ahora mismo el Teatro Musical es de lo más variado que hay. Hay desde pequeño formato hasta gran formato, con más efectos y más tradicionales. Yo en el libro me centro mucho en el americano, que es del que bebemos todos ahora y es parte de su cultura que nos ha llegado a través de películas, series, libros… En parte nosotros lo hemos copiado, pero, como decía, es algo que también ha salido de Europa así que es como un efecto boomerang.

¿Y en qué se diferencia de otros géneros como la ópera o la zarzuela?

J.G. Pues principalmente a nivel de contenido. La ópera pone todo el énfasis en la música y en el teatro musical tiene mucha importancia la historia, que todos los canales a través de los que llega la información al espectador, cuenten las historia. En la ópera, ya más a nivel estilístico, hay sobretítulos porque se canta en el idioma original ya que lo más importante es la música, pero en el Teatro Musical prima la historia y, por eso, tienen que estar adaptadas las letras al idioma en el que se representa. 

«El arte del teatro musical es muy participativo, todo el mundo tiene que ir a una»

¿Por qué musicales? ¿En qué momento sentiste que querías dirigir tu carrera hacia este género?

J.G. Desde bien pequeño. Mi madre en casa ponía los cassettes de Camilo Sexto haciendo Jesucristo Superstar y de Paloma San Basilio haciendo Evita. También empecé a escuchar las películas de Disney que te ponen de pequeño… Pero no me fijaba solamente en que la película fuera divertida, a mi me picaba cómo las canciones cuadraban perfectamente y estaban contando la historia. Es lo que te digo de contar la historia a través de varios canales… A través de la música, de la animación, de las palabras… Todo va en la misma dirección. El arte del teatro musical es muy participativo, todo el mundo tiene que ir a una. Yo creo que cuando se hace bien, todo el mundo va en la misma dirección y es cuando llega al público. A mí desde bien pequeño la fórmula me cautivó y hasta el día de hoy. Aunque yo estudié medicina (se ríe), he redirigido mi carrera hacia el Teatro Musical, tanto como director de Broadway World como productor de La Coja Producciones.

Tú estás en contacto directo con profesionales del sector todos los días, ¿cómo dirías que se encuentras el musical en la ciudad de Madrid?

J.G. Es una cosa que siempre se suele decir, que el musical está en pleno «boom» y llevamos ya en el «boom» pues como 20 años (se ríe). Yo creo lo que va cambiando es cómo el público percibe los musicales y se va creando un paladar, va habiendo mucha demanda porque hay mucha variedad de público y cada vez se demanda más teatro musical y cada vez hay más de aquí. El nicho se va a ampliando y ya no son «Sota, Caballo y Rey», la cartelera de musicales de Madrid cada vez es más atrevida y arriesgada. Cuando yo empecé en 2008 me llegan a decir que Antonio Banderas va a hacer Company y digo: ¡venga ya!

Tengo la sensación de que en este género se tira mucho de nostalgia de los 80 y los 90, ¿estás de acuerdo?

J.G. Totalmente. 100%. Partimos de la base de que la nostalgia siempre es un recurso a nivel de marketing fundamental. Si tú piensas cuál fue el musical que revolución Broadway con el sonido rock que fue Grease. Se estrenó en el 78 pero es un sonido de veinte años atrás. Entonces, siempre estamos tirando de nostalgia. Apelamos a ese sentimiento de «¿te acuerdas cuando escuchábamos esto?». Se puede arriesgar con cosas nuevas, pero esto siempre lo tendremos. No olvidemos que estamos hablando de una industria que mueve muchos millones. En el pequeño formato se puede arriesgar más, pero cuando tienes que llenar 1.500 butacas… Ahí ya hablamos de cosas mucho más series. Entonces, es arriesgado traer 12 musicales como van a venir al año que viene, pero hay que ir con un poco de cuidado.

Hablamos de los musicales hechos aquí, que cada vez son más, pero todavía conservamos esa esencia de las producciones hechas de EEUU. 

J.G. Por supuesto, y poco a poco al final yo creo que los grandes formatos se impregnarán de «nuestro sabor» (se ríe). También, ahí tienes El tiempo entre costuras que tiene un sonido y una personalidad muy propias y yo creo que ya se puede decir que es un musical 100% español. Pero es verdad que no deja de ser un musical basado en la estructura americana que tiene su «opening» y responde a esa fórmula, que se ha demostrado que funciona, que ha funcionado para los americano, ha funcionado para los ingleses y está funcionando aquí en España.

¿Qué opinas de los musicales que se compran como envasadas, con todo el diseño de producción ya hecho y viaja de país en país?

J.G. Yo mientras se apueste manteniendo un estándar de calidad creo que está bien. Ahora, si al final se va a convertir en un meme de «lo que pides» y «lo que te llega», entonces no. Los espectadores no son tontos. Al final estás dando gato por liebre y si lo que quieres hacer es ahorrar costes pero lo que vendes no es lo que ofreces, creo que juega a la contra de la propia industria. Totalmente de acuerdo con que se hagan producciones nueva. Por ejemplo SOM Produce ha hecho producciones propias como la de Billy Elliot que son maravillosas y es algo que se puede hacer mientras se mantenga el espíritu. Stage son los número uno haciendo producciones iguales que en Broadway o en Londres y lógicamente, cuando tú entras y ves esos estándares de calidad, pues merece la pena. Merece la pena a no ser que vayas a hacer algo, como mínimo, igual de bueno.

«Creo que la gente que odia los musicales ha visto malas producciones»

Creo que los musicales o los amas o los odias ¿estás de acuerdo?

J.G. Creo 100% que genera las dos opciones y también un sentimiento intermedio de algunos teatreros, que ven también teatro de texto y, de vez en cuando, prueban con los musicales. También creo que la gente que odia los musicales ha visto malas producciones. Uno de los principales clichés es que se ponen a cantar porque sí, pero cuando se hace bien y de manera natural, te la cuelan sin verla venir. Cuando la voz hablada pasa a ser cantada naturalmente.

Irene Herrero Miguel / @ireneherreromi

Escrito por
Irene Herrero

Soy periodista, aunque me dedico también al marketing y la comunicación cultural. En los últimos me he atrevido a dar el paso hacia la dramaturgia y la dirección escénica y creo que ha sido amor a primera vista.

Creo en el poder transformador de las historias y nunca salgo de casa sin mi cuaderno.

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