‘El Lunar de Lady Chatterley’ o el derecho a vivir desde nuestro propio deseo

José Antonio Alba

El Lunar de Lady Chatterley llega a la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español de manos de Ana Fernández bajo la dirección de Antonio Gil. Una función inspirada en el personaje escrito por D. H. Lawrence en El Amante de Lady Chatterley, novela que estuvo prohibida en Inglaterra durante mucho tiempo por la explicitud con la que trata las relaciones fuera del matrimonio entre una mujer perteneciente a la nobleza y un guardabosque, algo que removió los cimientos de la moral del momento. Un montaje que su autor, Roberto Santiago, aclara que no es una adaptación, sino una nueva situación en la que ver a este mismo personaje. En esta ocasión Lady Chatterley se enfrenta a un tribunal para demandar el divorcio, ya permitido en la época, aunque sólo a los maridos, y a ella el suyo se lo niega.

El texto nace de un encargo que Nuevo Teatro Fronterizo y Sanchís Sinisterra hizo a Roberto Santiago para el ciclo “Mujeres de papel”, ciclo centrado en aquellas mujeres de ficción que, de alguna manera, cambiaron la percepción de la mujer a lo largo de la historia. El autor aceptó la propuesta “Yo creo mucho en los encargos. Pinter decía que no hay nada mejor que un encargo para potenciar la creatividad”. Ana Fernández, quien además de dar vida a Lady Chatterley en este montaje, se enfrenta por primera vez a la producción, quedó prendada del texto “Desde que estuve en este ciclo en La Casa Encendida, lo tenía en mi cabeza. Lo volví a leer y me enamoró”, tanto fue así, que lo retomó para realizar su lectura en la Universidad Menéndez Pelayo para la que quiso contar con la dirección de Antonio Gil “Hay algo que te atrapa desde el principio, el texto es muy potente. Intentamos cortarlo para la lectura, pero fue imposible”.

Hablando de cómo surgió el texto, Roberto Santiago nos confiesa que el encargo le vino cuando estaba viviendo unas circunstancias sentimentales un tanto turbulentas en su vida y, en un primer momento, tuvo dificultades para llegar a empatizar con su protagonista, hasta que entendió que lo que movía a Lady Chatterley a comportarse de esa manera era sencillamente la necesidad de defender el derecho a disfrutar de su cuerpo y su sexualidad, un acto extraño para la época que marca la rebeldía y el ansia de liberación del personaje, algo que hizo que el texto acabara fluyendo por sí solo “El texto lo vomité, fue mucho tiempo de darle vueltas, pero el texto lo vomité (…) y luego tuve la fortuna de que Ana me propusiera montarlo y darle su fuerza, su fragilidad, algo que al verlo en el escenario, en la piel de Ana, me emocionó.”

Un reto para la actriz que destaca la agilidad mental y la velocidad en el discurrir del razonamiento de su personaje “Es una mujer muy valiente, arriesgada. Es muy inteligente y, por lo tanto, con mucho sentido del humor. Tiene una ironía muy fina. Es una mujer que defiende el derecho a vivir desde su propio deseo (…) Es un ser humano que lanza muchas preguntas. Hombres y mujeres se identificarán con ella”. Algo que a Antonio Gil le parece fundamental en el tipo de teatro que quieren mostrar “El personaje nos interpela, ¿estamos de acuerdo con ella? ¿No lo estamos? ¿Lo que reivindica me toca a mí como ser humano? ¿Lo rechazo? ¿De qué parte estoy? Ese conflicto interno está ahí y se plantea de una manera muy interesante teatralmente. No hay nada más interesante como público que sentirte interpelado a tomar decisiones y pensar, discurrir al mismo tiempo que ves algo que te divierte”.

Texto José Antonio Alba

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José Antonio Alba
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