Oriol Tarrasón: «`Otra vida´ se ríe de qué estamos haciendo aquí esperando a morir»

Irene Herrero

Oriol Tarrasón escribe y dirige Otra vida, que se puede ver en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa hasta el 27 de marzo. La pieza parte de una anécdota personal del autor para narrar la historia de Marta, una mujer de 74 años que decide cambiarse el nombre y cambiar de vida. Beatriz Carvajal, Jesús Castejón, Beatriz Arjona y Juan Gea dan vida a estos personajes en una comedia que ya se estrenó con gran éxito en Barcelona. Hablamos con Tarrasón sobre la vejez en nuestra sociedad y el proceso de creación de este espectáculo.

Entrevista a Oriol Tarrasón

¿Qué va a encontrarse el público que va a ver Otra vida?

Oriol Tarrasón: Pues va a ver una comedia vital sobre las ganas de vivir, de ser feliz, de disfrutar.

Diriges y también escribes este texto, ¿de dónde nace el proyecto?

O.T. Llevaba tiempo queriendo hablar de la tercera edad, bueno, más bien de ese momento en la vida en el cual parece que ya no contamos para la sociedad. Hay una parte de la población que llega a una cierta edad y parece que ya no cuenta, sus decisiones ya no se escuchan porque consideramos que se han hecho mayores, se han vuelto un poco dependientes… Ahí hubo una conexión con una anécdota de mi abuela, que cuando cumplió 70 años decidió cambiarse el nombre. Porque sí. Entonces, reconozco que en mi familia no reaccionamos muy positivamente, tampoco negativamente, pero como que nos dio un poco igual. Nos pareció una marcianada de mi abuela. Sus amigas la llamaban a casa como Solange, que es el nombre que se inventó, y con el tiempo me he dado cuenta que tendríamos que haber hecho lo mismo, ayudarla y apostar por su nuevo nombre. Entonces me inventé un personaje que hace esto y, a partir de ahí, sumando experiencias, cosas que me han contado sobre la vejez amigos y familia, empecé a construir estos personajes.

Has hablado en plural, pero tú no estás todavía ahí.

O.T. No (se ríe). Todavía no, pero tampoco estoy tan lejos en el sentido de que mis padres sí tienen la edad de estos personajes. Entonces, hay una reflexión sobre lo que es la vejez o ese momento en el cual personas de una cierta edad, que todavía tienen muchísima energía, ya no pueden trabajar y forman parte de un grupo con menos poder de decisión. Yo cuando mi madre se jubiló lo veía. Ella decía: «coño, yo todavía estoy de puta madre y no me dejan ya trabajar». A partir de ahí me he ido documentando, leyendo, viendo películas, documentales… Me he informado mucho sobre el universo de las residencias. Trabajo de documentación a tope, a tope hasta que construyes estos personajes.

¿Cómo ha sido el trabajo de creación con el elenco?

O.T. Muy fácil y muy divertido. Realmente los cuatro actores son pura entrega, puro amor. Han ido pasando los ensayos y, de repente, sin darnos cuenta, toca estrenar. Ha sido un proceso muy enriquecedor. Trabajar con gente que tiene tanta experiencia es muy chulo. Con qué facilidad son capaces de dar forma a tus ideas porque hay mucho oficio por en medio.

El campo artístico es los pocos contextos en los que te puedes encontrar dirigiendo y tomando decisiones en lugar de alguien que te dobla la edad y la experiencia. ¿Cómo has gestionado trabajar con personas que tienen una trayectoria tan larga?

O.T. Ha sido muy estimulante. Al principio tienes dudas y piensas «a ver qué tal», pero es más un miedo que te das tú a ti mismo. Luego generas una relación cordial y humana entre dos personas y ahí te olvidas de la edad. Al final somos dos personas deseando los mismo que es dar vida a unos personajes y una obra y entonces todo se pone en su sitio muy fácil.

¿Crees que el hecho de ser también actor te da unas herramientas concretas?

O.T. Sí, bueno, yo llevo 20 años dirigiendo. Sí creo que ser actor me ha ayudado a ser mejor director y creo que ser director me ha ayudado a crecer como actor. Ser consciente de las herramientas que necesita un actor te ayuda como director.

Incluso el ser dramaturgo también, ¿no?

O.T. Claro, esta es una obra en la que tienes muy claro lo que quieres contar. En este caso, además, esta obra se estrenó en Barcelona, donde tuvo mucho éxito, y yo ya había probado lo que funciona, lo que es mejorable y así he podido dar indicaciones muy precisas. No mareas al actor porque sabes lo que quieres. La verdad es que todo ha sido todo a favor.

Decías que es una comedia, ¿cuál ha sido el papel del humor y cómo habéis trabajado con él? Porque hay algo con la gente mayor que creo que a veces lo tratamos con un poco de condescendencias y paternalismo, ¿cómo habéis medido esto?

O.T. Precisamente la idea de la obra es que tenemos que dejar de tratar a la gente mayor de esta manera. Si una persona ha sido capaz de tomar decisiones en su vida hasta los 7′ años, no porque ahora tenga unos años más y se jubile, ya no tiene poder de decisión o ya no tiene criterio. Cuando eres pequeño tus padres toman decisiones por ti y llega un momento en el que creemos que podemos empezar a tomar decisiones por ellos y esto no debería ser así. 

El tono de comedia es porque yo creo que cuanto más serio sea el tema, más hace reír. Aquí estamos hablando de un fragmento de la población enorme y son los que menos inciden en la población. Hablamos de los conflictos que ellos tienen propios de su edad; desde el cuerpo que ya no responde uno quisiera, la soledad, la muerta que esta más cerca, la pérdida de familiares, el tiempo libre… Lo que hemos hecho es hablar de todo eso desde el humor y generando conflictos que nos permitan reír.

¿Se ríe más la gente joven o la gente mayor?

O.T. Se ríen por igual. La gente mayor se ríe porque conectan con ellos y la gente joven se ríe porque es divertido ver a gente hacer cosas que consideramos que ya no hacen. Si en el autobús ves dos señores mayores y te pregunto si crees que tienen relaciones sexuales, nuestra cabeza nos dice que yo. Y yo digo «¿por qué va a ser que no?». En la función hablamos de sexo y eso hace reír al a gente joven porque dicen: «Hostia, ¿en serio?¿hablan de eso?». Pensamos que la sexualidad es de los 20 a los… ¿50? y la sexualidad es propia a las personas tengan la edad que tengan. 

¿La edad nos define?

O.T. La edad define muchas decisiones que tomamos, pero no nos define a nosotros. Una persona como Beatriz Carvajal, que interpreta a la protagonista de la obra tiene 70 años y tiene una energía, una vitalidad… que a lo mejor mucha gente más joven no tiene. Pero sí que te define porque hay muchas cosas que no puedes hacer porque tienes menos energía, o no te escuchan, o porque te quitan el carnet de conducir.

Últimamente se está hablando mucho de la brecha digital con las personas mayores con el tema de los bancos, parece que está en el tema de conversación. ¿Crees que nos estamos dando cuenta de que no lo estamos haciendo bien?

O.T. Sí, yo creo que la obra funciona por eso. Cuando escribes una obra te influyen muchos elementos. Yo no soy el primero que he pensado en esto. Creo que realmente es un sector muy numeroso de la población para que esté tan poco valorado. La gente se jubila con 65 y nos estamos muriendo hoy en día a los 90 o 95 años. Son 30 años de tu vida en los que no te dejan participar activamente en la sociedad. La obra tiene que ver con esa reflexión. Desde que te jubilas son muchos años para estar esperando a morirse y la obra se ríe de eso, de qué estamos haciendo aquí esperando a morir, hagamos cosas. 

Irene Herrero Miguel / @ireneherreromi

Escrito por
Irene Herrero

Soy periodista, aunque me dedico también al marketing y la comunicación cultural. En los últimos me he atrevido a dar el paso hacia la dramaturgia y la dirección escénica y creo que ha sido amor a primera vista.

Creo en el poder transformador de las historias y nunca salgo de casa sin mi cuaderno.

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