Al mirar los ojos de estas personas: un cajero de un banco, un contable y un repostero no puedo evitar pensar en el cajero de mi banco, la contable de la empresa donde trabajo o el repostero que me saluda con una sonrisa cuando me doy el capricho y compro palmeritas de chocolate. Ambos comparten un puesto, una motivación laboral, son personas de carne y hueso. Les diferencia también que a los primeros, los veo proyectados en el escenario de los Teatros del Canal y decidieron convertirse en oficiales de las SS y asesinar a miles de inocentes. Según Amnistía Internacional, hasta 5.000 personas por día.
Escudriño en sus ojos intentando adivinar cómo un día pasas de ver cómo se inflan las magdalenas en un horno y después disfrutas viendo a personas acumularse y morir en cámaras de gas. Las etiquetas de húngaros, rumanos, judíos, homosexuales, para mí son secundarias. Siempre he visto a personas.

Imagen de ‘Blaubeeren’ dirigida por Sergio Peris-Mencheta
Quiénes somos en la historia, esta frase que se desgrana en Blaubeeren me martillea la mente. Siempre he pensado que pasar a la posteridad está sobrevalorado, a menos que inventes la penicilina, creo que la gente que pretende dejar una huella en la Humanidad anda desencaminada. Todas las proezas suelen tener una fecha de caducidad en la memoria común, más aún en los tiempos que corren en los que asimilamos cada vez una información más fugaz. Y aún así, siguen habiendo personas obsesionadas con dejar un legado, con el fin de subir su apuesta a la inmortalidad. Qué paradójico se presenta todo cuando incluimos el concepto guerra en esta ecuación.
El cajero del banco que sonríe ante la cámara, encontró una razón de ser, una justificación ante la barbarie. Han pasado a la historia como asesinos pero en algún momento el contable decidió cambiar el balance de ingresos y gastos por esclavos y prescindibles. Dejó de ver a personas y los categorizó como conceptos.
«Un genocidio no empieza con matanzas sino con palabras» dispara el personaje de Nacho López. Seamos críticos con las palabras que nos llegan y trabajemos la memoria de los fallos cometidos como especie.
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