ESTRENO ABSOLUTO

Raquel Villarejo: «Hemos querido hablar de qué desalojos estamos sufriendo como sociedad»

La nueva dramaturgia de Rulo Pardo llega en marzo a la Sala Mirador

Amanda H C

Raquel Villarejo protagoniza junto a Rulo Pardo la obra 'Teo encadenado'

Raquel Villarejo protagoniza junto a Rulo Pardo la obra ‘Teo encadenado’

En la calle Escitia número 13, vive Teo en compañía de su perrita fiel. Teo se ha encadenado a su casa tratando de evitar un desahucio inminente. Este par de frases podrían formar parte de cualquier noticia actual que leemos en los periódicos, pero del 7 al 23 de marzo, forma parte de la ficción escrita por Rulo Pardo y dirigida por Rubén Cano. Es Teo encadenado, una obra protagonizada por el mismo Pardo junto a Raquel Villarejo en la Sala Mirador.

Teo también es un Prometeo encadenado o un Quijote que busca esperanza en tiempos de gentrificación, una historia con un lenguaje poético y divertido que comienza en el centro de una lavadora y se expande hasta una galaxia lejana. Para conocerla de cerca, nos tomamos un café con la actriz de la pieza y descubrimos todo esto.

¿Cómo llegas a este proyecto?

Llego a este proyecto gracias al ayudante de dirección, Miguel Herrera. Compartí con él un seminario hace muchos años en la escuela Cristina Rota, donde nos llamaron como actores invitados para hacer unas lecturas dramatizadas. En octubre del año pasado, ellos llevaban ya un año creando este proyecto, porque nació de un monólogo de Rulo. Pero se dieron cuenta de que necesitaban un receptor al que poder decirle la historia. Y entonces hicieron un casting y Miguel me propuso a mí. Rulo y Rubén, creadores originarios del proyecto, vinieron a verme a un monólogo que yo estaba haciendo y que había escrito sobre mi abuela. Y un poco el casting fue ver qué química existía entre Rulo y yo, cómo me dirigía Rubén y si como equipo íbamos a fluir bien y tal. Fueron tres horas jajaajaja. Después de un mes o así, me dijeron que contaban conmigo y yo súper contenta.

¿Y cuál es tu personaje?

Es un perro; soy la perrita fiel de Teo. Para mí, está siendo un proceso muy interesante porque, corporalmente, tengo que construir un perro. Al principio, nos basamos mucho en el mito de Prometeo encadenado. Queríamos reflejar mucho la idea del águila que se come el hígado. Y con las lecturas, hemos ido comprimiendo mucho más el texto y dejando esa idea más hacia afuera, más sutil, y nos hemos ido centrando en la historia de Doroteo, que es el personaje con su perrita fiel, que cuenta otra historia, aunque mantiene reminiscencias de lo anterior. Ahora el personaje es un perro, que se comunica, que habla y que es el legado que va a dejar Teo. Somos dos personajes en escena que dependen uno del otro, para que se entienda bien la historia que queremos contar. Él forma la parte racional de todo esto y yo la más instintiva.

Al igual que Prometeo, que fue encadenado castigado por enseñar el fuego a los humanos, Teo trata de enseñarnos que somos luz. ¿Qué más has aprendido tú con esta obra?

Cosas que todos sabemos, pero que no vemos. A veces, por el contexto, las circunstancias, los problemas, las inseguridades o los miedos, no las vemos y a lo mejor la salida la tenemos delante de nuestros ojos. Al final es entender que todo erradica en uno mismo, todas las respuestas que a lo mejor a veces buscamos fuera están dentro de nosotros. Como los perros que cuando ven a su dueño triste van y le consuelan y ya está. Y de pronto el dueño se anima y le tira el juguete y ya está. Ellos ya se han olvidado de lo anterior. Sin embargo, nosotros nos martirizamos con el pasado, pensamos en el futuro y, al final, lo que está pasando en el presente desaparece. Y un animal no, un animal vive en el presente.

En la obra, se mezclan personajes de otros tiempos con uno actual, Teo. ¿Por qué juntar esa diferencia de espacios temporales, de mitología y realidad?

Sí, hay ciertas reminiscencias del mito. Es una casa, la de Doroteo, en la que existe una barandilla donde cuelgan, como si fuese una corrala, piezas de ropa, sábanas y tal, que se utilizan para proyectar ciertas imágenes, cosas que van dando sentido a lo que se está contando. Entonces, la obra comienza y se proyecta una pequeña sinopsis de Prometeo encadenado para que aquellas personas que no sepan sobre el mito puedan entender ciertos guiños que hacemos después. Indistintamente de esto, que sí tiene sus referencias en el mito, el protagonista es Teo Doroteo y su historia.

«El mayor desalojo que estamos viviendo como humanidad es la expropiación del suelo, y no hablo de la vivienda, sino también de espacios naturales»

Hay un tema que es el desahucio, que se relaciona mucho con la actualidad, ¿cómo lo habéis trabajado? ¿Desde qué perspectiva?

No hemos intentado hacer una propaganda, sino simplemente narrar la situación de esta persona a la que la vida la ha llevado a un desahucio y que antes de irse de su casa, lo sacan por los pies por delante. Decide encadenarse al objeto que considera más pesado, la lavadora, con ciertas simbologías, cosas, objetos que aparecen, entran y salen de la lavadora. Es como el tótem de la casa y a lo que él decide encadenarse, porque ya se ha desprendido de todo, lo material ya no lo quiere. Es un lugar un poco desarmado, donde solo existe él y su perrito, que es, desde luego, su bien más preciado. A través de eso, hemos querido contar no solo la situación de la vivienda en la cual nos encontramos a día de hoy, sino que, en general, está desapareciendo la posibilidad de tener un espacio libre. Hemos querido hablar de qué desalojos estamos sufriendo nosotros como sociedad, cada uno. Por ejemplo, en dinámica de trabajo previo, expliqué que me parece que el mayor desalojo que estamos viviendo como humanidad es la expropiación del suelo, y no hablo de la vivienda, sino también de espacios naturales. Tenemos el ansia y el deseo de privatizar todo, nos estamos cargando los espacios naturales, nos estamos olvidando de que nosotros no somos más que un eslabón más en esta cadena. Y queremos ser por encima de todo y esto va a llegar un momento en que colapse. Porque intentar arrebatarle cosas a la naturaleza es lo más contraproducente, ya que, en algún punto, nos lo va a devolver y con creces. Rulo habló, por ejemplo, de que las cosas ya no sepan a lo que tienen que saber. Que te compres un tomate y ya no sepa. Que los niños de estas generaciones piensen que el pollo es un envase cubierto de plástico y ya está. Todos esos desalojos están dentro del tema central de la obra, ya sea con pequeños gestos por su parte, con pequeñas reflexiones por mi parte.

¿Crees que Teo es un personaje que se arrepiente de algo que haya hecho para llegar a estar donde está?

Tiene muchos conflictos y siente culpa, se arrepiente de haber entregado el fuego a la humanidad, igual que Prometeo. Tiene que ver con esta idea, a nivel político, de a quién hemos dejado el legado. También creo que lo que siente es como una resignación, un resentimiento, y tiene la esperanza de que pueda cambiar, porque de alguna manera su legado soy yo y yo sí cambio a lo largo de la obra. Él tiene siempre esa esperanza, aunque claro, al final todo pesa.

obra 'Teo encadenado'

‘Teo encadenado’, del 7 al 23 de marzo en la Sala Mirador

Rulo Pardo suele usar un lenguaje muy mordaz, a veces divertido, otras muy crudo. ¿Sigue en su línea?

Sigue en su línea, pero es verdad que del texto original al que nos encontramos ahora, la cosa ha ido cambiando hacia algo más sutil, más íntimo. Habla de unas verdades, sigue con su tono y su esencia, por supuesto, pero creo que la obra ha ido por unos cauces distintos. Pienso que un espectador que esté muy acostumbrado a ver a ese Rulo, de pronto, le puede sorprender esta propuesta.

«Somos luz, todo está tan loco ahora que se nos está olvidando que somos luz» es una frase que presenta la obra. ¿Con cuál te quedas tú?

Tu ropa tendida es tu bandera.

¿Crees que vivimos tiempos oscuros?

Creo que sí, creo que vivimos tiempos oscuros, pero que, dentro de toda oscuridad, siempre hay un ápice de luz.

“¿Existe algo más fascinante que observar el fuego?”, leo en las notas de dirección. Te pregunto entonces si, para ti, existe algo más fascinante que hacer teatro.

Yo creo que no, por la experiencia de transitar vidas. Me imagino que un cirujano cuando habla de su pasión y de lo que siente al operar un corazón debe pensar que no existe nada más emocionante. Seguro que para el que trabaja con las manos, haciendo un pan, no hay nada más emocionante que hacer y observar que alguien lo come y disfruta. Creo que tiene que ver con la pasión y con estar apasionado por lo que haces que, en mi caso, es el teatro.

«Hay que utilizar el sentido común como sociedad y ver que no puede ser que unos se enriquezcan a costa de la gran mayoría»

¿Cuáles son para ti los símbolos de resistencia y libertad ahora mismo?

Resistencia para mí significa ser fiel a uno mismo e intentar no dejarte llevar por donde va todo el mundo. Ser fiel a tu esencia, a tus valores, a lo que tú consideras que es justo. Creo fervientemente que cada uno pone su grano de arena y está claro que las medidas tienen que venir desde arriba y que se tiene que hacer un cambio radical si todos queremos mejorar como sociedad, pero que yo haga un pequeño cambio en mi casa, en cómo miro a la gente, en cómo me comporto, por ejemplo, tiene una acción y repercute a otra persona. Estoy segura de que el bien ajeno genera un bien común. Esa es la mayor resistencia. Y sobre la libertad, creo que es la de cada uno. Sentirte libre va más allá de lo que pueda existir en un papel o en unas leyes. No hay mayor libertad que sentirte a gusto contigo mismo, feliz, fiel a lo que tú crees y sentir que no has tenido que renunciar a comportarte de la manera que crees justa.

Se me ocurren varios teatros en los que este tema y esta obra ahora mismo no tendrían cabida… ¿cómo ves el mundo del teatro desde dentro y cómo vives la censura como artista?

De todos los artes, el teatro siempre ha existido y existirá. Y se puede ver como un arma o como una herramienta de cambio. Yo creo que el que censura tiene mucho miedo y eso es algo que, como espectador, deberíamos plantearnos: ¿por qué me están prohibiendo ver algo? No digo que juegue a nuestro favor, pero al final no deja de darte la razón de que algo estás haciendo correctamente. En este caso, esta es una obra de teatro muy social. Habla de una realidad que nadie puede obviar. Me atrevería a decir que incluso el que es dueño de 12 propiedades y tiene la comodidad económica de poder estar sentado en su casa con otras 3 vacías, sabe que esto no es normal. Otra cosa es que a ti, económicamente, te convenga y estés tranquilo, pero esto no es normal. Mi abuela decía “deberíamos usar el sentido común que es el más común de los sentidos”. Hay que utilizar el sentido común como sociedad y ver que no puede ser que unos se enriquezcan a costa de la gran mayoría. Hay que seguir resistiendo y seguir mostrando que no se nos va a parar porque te censuran una obra. También hay que decir que el mundo del teatro es muy complejo, tiene una infraestructura delicada y no juzgo a aquel que prefiere programar una cosa sobre otra, ya que al final estamos todos en el mismo barco y necesitamos coexistir. Este teatro es un poco más alternativo y es necesario y creo que siempre hay gente dispuesta a ver y a escuchar y es inevitable. Todos hemos caminado por la calle y hemos visto a alguien mendigando. Eso no está tan alejado de nosotros, por ejemplo. Podríamos ser tú y yo, que estamos a gusto aquí tomándonos un café porque ahora nos lo podemos permitir, pero mañana no. La señora de 80 años a la que desahucian de su casa, por la que llevaba pagando 300 o 400 euros toda la vida, porque un fondo buitre ha decidido que ahora le viene bien para hacer un Airbnb y quiere ponerlo a 2.500 euros. Pues no es normal y nos damos cuenta.

Un último apunte final que quieras compartir.

Bueno, creo que Teo encadenado es una historia que va y pasa por muchos lugares y que no puede dejar indiferente a nadie. Es una muy buena oportunidad para ir al teatro, para plantearnos cosas en nuestra vida, para reír y para reírnos también de nosotros mismos, de lo absurdos que somos en ciertos momentos. Es un trabajo que viene gestándose desde hace mucho tiempo y que hemos creado con muchísimo cariño y poniendo en valor, sobre todo, a esas personas que van hasta el final con sus ideales y que creo que, de alguna manera, nos dejan un mundo mejor.

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Me siento más a gusto en el teatro que en mi casa.

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