En estos días de tremendo calor en la capital, los Teatros del Canal estrenan una propuesta para refrescar conciencias y ponernos en aviso sobre las manifestaciones naturales cada vez más frecuentes en nuestros días. Polar llega a la Sala Negra del 6 al 19 de junio con texto y dirección de Rulo Pardo.
Su protagonista es el cambio climático y Cristina Gallego / Alba Recondo, Natalia Hernández, Secun de la Rosa y Chema Adeva, con la narración en off de Aitana Sánchez-Gijón, ponen en pie varias historias cómicas unidas por un accidente ecológico. Hablamos con Pardo para conocer su llamada de atención sobre la naturaleza y el destrozo que estamos haciendo de ella con esta comedia ecologista que es “un eslogan. Antes se definía como comedia trágica, pero cambiamos a ecologista y ahora me encuentro con que tengo que explicarlo (risas)”.
¿Cuál fue la primera directriz para ponerla en pie?
El elenco ya conocía mi estilo y el tipo de teatro que hago, entonces, cuando nos sentamos a trabajar, estaba ya todo bastante claro. Siento que, normalmente con los actores me cuesta poco llevarlos a mi lugar porque hago cosas un poquito límites, comedias y personajes algo bestias, que no son la comedia convencional a la que estamos acostumbrados. Es una forma de hacer que entra dentro del propio juego teatral, fluctuando entre el actor y el personaje como mi estilo. Y por eso escogí este equipo, porque me conoce. Y menos mal que están enamorados del texto, un texto que, por cierto, está representándose en Madrid porque Teatros del Canal me llamó para ver si tenía algo para presentarles y les mandé tres piezas, diciéndoles que dos eran muy raras y una un poco más normal. Y me devolvieron la jugada confirmando que eran muy raras y que se quedaban la normal. Un año y pico después, siguió en la mesa de Blanca Li y me llamaron porque querían apostar por el texto, aún sin saberse el elenco. Y eso me parece muy importante, que un teatro apueste por una dramaturgia sin saber los actores y actrices.
Tsunamis, deshielos, inundaciones, terremotos, incendios, nevadas. ¿Tiene que ocurrir una desgracia para que nos pongamos serios y pensar qué estamos haciendo?
¿Tú crees que por algo gordo que nos pase se va a hacer algo? Yo lo dudo. Quiero decir que cada uno tenemos ya nuestra parcela de guerra contra el mundo. Para mí, la tercera guerra mundial es el hombre contra el mundo, no tienen nada que ver las armas. Cuando pasan cosas como Filomena, estamos en una ciudad como Madrid, supuestamente acondicionada para todo menos para eso y nos damos cuenta de que no valemos para nada.
Hay algo de ver todas esas situaciones desde un marco, desde la televisión, por ejemplo, como algo que nos queda lejos en espacio y tiempo. ¿Tienes esa sensación también?
Claro que sí, pasa mucho. Estamos bien en nuestra zona de confort. Pero ocurren desastres naturales y no se pueden negar. ¿Qué pasa? Que nos incomodan. Pero creo que no vamos a llegar a un acuerdo nunca y no es que sea una visión negativa, sino realista. En cuanto te quitas de la cabeza la utopía de que vamos a salir mejores, aceptas que esto es lo que hay e intentas ver cómo hacer para no hacer ni estar mal y cambiar todo lo que podamos.
«Me parece muy importante que un teatro apueste por una dramaturgia sin saber los actores y actrices»
¿Por qué hay una narración en off en esta obra?
La pieza son tres historias con tres tonos y estilos distintos y para encajar todo eso y que estuviera en el mismo plano, no me he quedado solo en un tema, en la naturaleza, sino que he podido abordar y contar otros muchos; los humanos con la naturaleza, las ciudades que no están preparadas, que cada vez ocupamos más espacio… temas inabarcables. Hay tres historias que se ven en escena y otra, la que narra Aitana, es el cuentecito de una mujer va corriendo por la naturaleza porque le ha ocurrido una tragedia. Entonces, son en total cuatro y una de ellas planea sobre las demás e interactúa con una. He podido abordar la obra desde varios puntos de vista y creo que eso hace que cada uno conecte (o eso espero) desde un punto.
¿Estamos a salvo de nosotros mismos?
No, porque somos naturaleza y se nos olvida. Es lo que hablamos en la pieza justo, que somos animales y pertenecemos a la tierra. Nosotros no estamos a salvo de nosotros mismos, desde luego. Hay tantas manifestaciones contra nosotros mismos que honestamente creo que somos el peor animal.
¿Eres de ciudad o campo?
Qué difícil, soy más de playa así que me quedo en medio.
¿Viviste Filomena en Madrid?
Sí, la viví de primera mano y me lo pasé genial. Sé que fue un desastre, pero me parecía muy bonito todo lo que veía.
¿Fuiste de esas personas que tenían una pala en casa?
Sí, la tenía. Pero no para salir a limpiar mi calle porque no fue para tanto ahí. Tengo una terraza a la que estuve sin poder salir un mes y se llenó de nieve y no se descongelaba. No podía abrir la puerta y con la pala, iba abriendo huequitos. Pero que sepas que soy de pala y no me hubiera importado arrimar el hombro para ayudar con ella.
Cuando vas al teatro, ¿qué te gusta ver, un clásico o un contemporáneo?
Me gusta ver una buena función. Soy bastante objetivo y creo que buen público porque parto de la base de que no creo que haya alguien trabajando un mes y medio en algo en lo que no crea. Puede haber cosas que no me gusten o que no me llamen y me da rabia. Porque me gusta que me guste el teatro.
¿Cuál consideras que es tu espacio en el teatro?
Pues si te digo la verdad, creo que Polar está haciendo algo bastante extraño que no estoy controlando yo. Es un tema que está tocando mucho la sensibilidad así que consideraría que he creado una especie de fenómeno natural que está empezando a manifestarse en mí. Por suerte, he visto que tiene un lugar porque estoy viendo interés hacia mí y me alegro. Tengo la impresión de que es un tema que vibra mucho y por eso está interesando. Y ojalá funcione y termine gustando.
Hazte ya con las entradas: