Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa. La frase no es mía sino de Donoso Cortés, ese ensayista que tiene una calle en el barrio de Chamberí. El ejercicio que se hace en Un delicado equilibrio no es solo recitar, sino interpretar. No se basa en lo que mi personaje quiere decir sino en lo que quiere conseguir y eso a veces implica silencios. Ver cómo se relaciona con el resto, con el contexto. Cómo ese personaje se complementa de significado solo recibiendo lo que el otro lo dice. La escucha activa se llama. El reparto de esta obra es un fantástico trabajo de escucha activa y solo merecería la pena ir […]