Bros es un nuevo espectáculo del creador Romeo Castellucci. La pieza busca ser una reflexión sobre la ley, la violencia y la comedia que emana del papel de unos actores que prestan su cuerpo a acciones que no son suyas.

Sinopsis

En el espectáculo Bros, la acción requiere de la participación de un grupo de unos 15 hombres, que son diferentes en cada función, y que son los protagonistas absolutos de la obra. No tienen que ser necesariamente actores; es más, es preferible que no lo sean para evitar la astuta y ejercitada improvisación del actor profesional. No hay ensayos. Unos minutos antes del inicio del espectáculo, cada uno de los hombres participantes recibe un uniforme de policía estadounidense de los años 40 y unos auriculares inalámbricos. Cuando empieza la función, reciben en tiempo real una serie de instrucciones específicas e individualizadas. Cada policía debe cumplir escrupulosa y fielmente las instrucciones que se le dan, según los términos del protocolo que han aceptado. No tienen texto, solo acciones. No se pide improvisar, sino el abismo de un presente absoluto. Cada acción (sea simple, compleja o contradictoria) se realiza en un tiempo determinado por la orden que se les haya dado. El policía y el actor son una misma cosa. Se trata de encarnar una cualidad escénica que viva en el tiempo instantáneo de la realización de una acción que escapa a cualquier premeditación psicológica, dejando espacio solo para la verdad de la experiencia.

El atuendo icónico policial juega esa matriz cómica (remite al burlesque o al cine mudo) que se revela como un símbolo que designa la fuerza común que nos gobierna a todos pero que, al mismo tiempo, sugiere la respuesta irreductible del individuo frente al azar de los mandatos judiciales vinculantes. El policía no deja de ser el ejecutor de una instrucción cuyos objetivos no siempre comprende, con lo que se pone sobre la mesa la responsabilidad individual y colectiva como agentes gregarios de lo social. Lo cómico adquiere al final una dimensión oscura e inquietante, porque la pieza conduce al enfrentamiento radical entre la determinación esquemática de las órdenes y la indeterminación del tiempo de ejecución, que, en su duración, trae consigo el azar y la inexperiencia, el miedo y el esfuerzo por sobreponerse a lo establecido a base de constancia. Comedia y violencia como dos caras de la misma moneda o, mejor, como semblante la una de la otra.

Duración:
Edad:
todos los públicos
Sinopsis

En el espectáculo Bros, la acción requiere de la participación de un grupo de unos 15 hombres, que son diferentes en cada función, y que son los protagonistas absolutos de la obra. No tienen que ser necesariamente actores; es más, es preferible que no lo sean para evitar la astuta y ejercitada improvisación del actor profesional. No hay ensayos. Unos minutos antes del inicio del espectáculo, cada uno de los hombres participantes recibe un uniforme de policía estadounidense de los años 40 y unos auriculares inalámbricos. Cuando empieza la función, reciben en tiempo real una serie de instrucciones específicas e individualizadas. Cada policía debe cumplir escrupulosa y fielmente las instrucciones que se le dan, según los términos del protocolo que han aceptado. No tienen texto, solo acciones. No se pide improvisar, sino el abismo de un presente absoluto. Cada acción (sea simple, compleja o contradictoria) se realiza en un tiempo determinado por la orden que se les haya dado. El policía y el actor son una misma cosa. Se trata de encarnar una cualidad escénica que viva en el tiempo instantáneo de la realización de una acción que escapa a cualquier premeditación psicológica, dejando espacio solo para la verdad de la experiencia.

El atuendo icónico policial juega esa matriz cómica (remite al burlesque o al cine mudo) que se revela como un símbolo que designa la fuerza común que nos gobierna a todos pero que, al mismo tiempo, sugiere la respuesta irreductible del individuo frente al azar de los mandatos judiciales vinculantes. El policía no deja de ser el ejecutor de una instrucción cuyos objetivos no siempre comprende, con lo que se pone sobre la mesa la responsabilidad individual y colectiva como agentes gregarios de lo social. Lo cómico adquiere al final una dimensión oscura e inquietante, porque la pieza conduce al enfrentamiento radical entre la determinación esquemática de las órdenes y la indeterminación del tiempo de ejecución, que, en su duración, trae consigo el azar y la inexperiencia, el miedo y el esfuerzo por sobreponerse a lo establecido a base de constancia. Comedia y violencia como dos caras de la misma moneda o, mejor, como semblante la una de la otra.

Fotos y vídeos
Opiniones del espectáculo 1
  • Noelia Barrientos
    Noelia Barrientos
    Teatro Madrid
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