Dirty Dancing, el musical

No sé cuántas veces habré visto Dirty Dancing. Es una de esas pelis que si están en la tele hay que verla, uno de esos clásicos que no pasan de moda. De manera que cuando me surgió la oportunidad de ver el musical en directo en un espacio como el Ibercaja Delicias no lo dude un momento. Y con toda sinceridad, puedo decir que no me decepcionó. Es fiel a la película y a la vez no deja de sorprender. Están las escenas que sin duda tenían que estar y las líneas míticas que ya forman parte parte del imaginario colectivo.

La escenografía es espectacular, te deja con la boca abierta como pueden representarse todos los espacios necesarios para cada una de las escenas. Hasta aquella mítica en la que ensayan el salto en el agua... Y no digo más porque ver cómo recrean las escenas es también parte de la guinda del pastel. El elenco está elegido con gran acierto. Los actores y actrices son capaces de remover al público con toda la sensualidad, el baile y la trama de un amor de verano que nunca falla.

Si algo me falló es que las gradas están poco inclinadas y el escenario no es demasiado alto, por lo que desde nuestros asientos no podíamos ver y tuvimos que movernos. También que dejaron entrar a público una vez empezada la función y era un poco molesto. Pero quitando estás dos cosillas ajenas a lo que es realmente el montaje, me pareció un espectáculo totalmente recomendable que nadie debería perderse.