En la génesis de Edipo: Nadie es ateo, los impulsos creativos de David Gaitán, actor, director y dramaturgo de reconocida trayectoria en México, fueron más allá de su fascinación por el texto de Sófocles.
Sinopsis
Confluyeron en su vida la muerte de su padre y una ruptura amorosa. Todo ello alentó el trasfondo contemporáneo de una obra que, según su autor, “ha marcado la civilización occidental de manera tan determinante e incidido en tantas áreas (científica, social, afectiva, psicodinámica) de modo tan categórico, que ha modificado su cualidad de simple relato a concepto”.
Estrenado en 2019 en México, el montaje de Gaitán recibió tres galardones de los Premios Metropolitanos de Teatro: el de mejor actor principal, la mejor dramaturgia y la mejor dirección. En él expone una noción actual de lo edípico como un modo de relacionarse con “los pares, la política y la realidad”, pero manteniendo la línea argumental de la tragedia de Sófocles en torno al cumplimiento de una condena vaticinada por el oráculo. Su desvelamiento es la consecuencia fatal de un proceso sobre el que Gaitán realiza una lectura en torno a la confrontación entre fe y verdad: en una Tebas cubierta por cadáveres de animales, muertos sin razón aparente, la peste se extiende, y siguiendo el consejo del oráculo, Edipo pide a los ciudadanos expresar la verdad, a través de cartas escritas por ellos. Sin embargo, esta práctica de la verdad como un camino viable para resolver los problemas, entraña el conocimiento de otra terrible verdad.
En torno a una enorme mesa dispuesta diagonalmente y rodeada de una docena de sillas, trasposición del palacio de gobierno, se desarrolla la trama de Edipo. Nadie es ateo, donde cinco jóvenes actores, entre ellos el propio Gaitán, interpretan la tragedia con naturalidad y sin altisonancia. Ahí, en ese único espacio, conflictos políticos e intimidad amorosa de los gobernantes se entrecruzan, disolviéndose la línea divisoria entre lo público y lo privado. “Pone sobre la mesa -señala el autor y director- cómo las pulsiones más íntimas de los personajes, determinan las políticas públicas que pueden mandar a una ciudad por un camino u otro, para bien o para mal.”
Este espectáculo pertenece a la programación de la 43º edición del Festival de Otoño.