Grandissima illusione

Grandissima illusione

Grandissima illusione es un texto que es una convención más del teatro, eso que un experto en el medio escribe para poner contexto y ayudar a que la experiencia del espectador sea más completa. El que lo escribe incluso podría ser un personaje de la obra de la que habla. De convenciones y sus fronteras va este juego metateatral de Cris Blanco, que sigue con su línea de investigación, mezclando las viejas leyes de la escena con las prerrogativas de la ciencia ficción y ahondando en la combinación de géneros, formatos y disciplinas. Si en Pelucas en la niebla, su montaje de 2018, Blanco llevaba al límite la convención de la cuarta pared y las diferentes dimensiones espacio temporales en las que público, intérpretes y personajes se encuentran, con esta Grandissima illusione vuelve a poner en cuestión convenciones que damos por hechas y que al deslocalizarlas producen un efecto de extrañamiento muy inquietante.

Sinopsis

La obra arranca cuando un personaje teatral del siglo XVII, una Marquesa de Lope de Vega, por ejemplo, se topa con el técnico tatuado del teatro y se enamora de él. A partir de ahí, el caos se apodera de la obra y todas las convenciones saltan por los aires, entrando y saliendo del tiempo de la escena y el tiempo de la representación a través de una especie de agujero de gusano por el que circulan una criada, una juglar feminista, una ayudante de dirección, un texto proyectado, un experto (no soy yo, creo), un astrólogo cubano, unos extras y un coro griego formado por tres personas que van detrás de los demás personajes repitiendo lo que dicen y sienten.

Con la colaboración de Rocío Bello en los textos y de Anto Rodríguez en la dramaturgia, el montaje tiene todavía un elemento más que abunda en esta relación disfuncional entre pasado y presente: la escenografía. Decir que es un personaje más no deja de ser otra convención (o un lugar común), pero la idea fue intentar reciclar elementos escenográficos de grandes montajes cedidos por centros dramáticos, un rescate que busca lanzar un mensaje de sostenibilidad y reutilización, materializado en un collage de diferentes épocas y estilos que no deja de ser metáfora de un tiempo, el nuestro, abocado a su fin si no echamos freno de eso que llamamos progreso.

Duración:
Idioma:
Castellano
Edad:
A partir de 6 años
Sinopsis

La obra arranca cuando un personaje teatral del siglo XVII, una Marquesa de Lope de Vega, por ejemplo, se topa con el técnico tatuado del teatro y se enamora de él. A partir de ahí, el caos se apodera de la obra y todas las convenciones saltan por los aires, entrando y saliendo del tiempo de la escena y el tiempo de la representación a través de una especie de agujero de gusano por el que circulan una criada, una juglar feminista, una ayudante de dirección, un texto proyectado, un experto (no soy yo, creo), un astrólogo cubano, unos extras y un coro griego formado por tres personas que van detrás de los demás personajes repitiendo lo que dicen y sienten.

Con la colaboración de Rocío Bello en los textos y de Anto Rodríguez en la dramaturgia, el montaje tiene todavía un elemento más que abunda en esta relación disfuncional entre pasado y presente: la escenografía. Decir que es un personaje más no deja de ser otra convención (o un lugar común), pero la idea fue intentar reciclar elementos escenográficos de grandes montajes cedidos por centros dramáticos, un rescate que busca lanzar un mensaje de sostenibilidad y reutilización, materializado en un collage de diferentes épocas y estilos que no deja de ser metáfora de un tiempo, el nuestro, abocado a su fin si no echamos freno de eso que llamamos progreso.

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