Harakiri quiere liberar de tabús y estigmas todo lo que envuelve el suicidio para cederle espacio y escucha. El espectáculo pone en común preguntas generadas por el duelo, a través de la presencia de una madre que se explica a sí misma después de morir. ¿Es posible que una madre enseñe más muerta que viva? ¿Es posible que el suicidio de alguien nos haga más libres?
Sinopsis
Con un lenguaje propio que combina música, danza y texto, y siempre con voluntad de hacer activismo a través del arte. Les Impuxibles han hablado de los trastornos y la salud mental en Suite TOC núm. 6, de las violencias sexuales en AÜC-el so de les esquerdes y de la diversidad de cuerpos y la presión estética en FAM.
«El suicidio es el gran tabú en los medios de comunicación, por la creencia de que hablar sobre él multiplica los casos. En este caso no se trata del suicidio por razones de honor japonés (harakiri), sino del de una madre que tiene un corte en el vientre: el de la cesárea. Tatuaje indeleble de la creadora. Un hijo que huérfano, un hijo que, sabiendo que estas conductas se producen más a menudo en la juventud, se dice a sí mismo que «esta muerte era suya» y que quizás pertenece más al mundo de su madre que al mundo de los vivos.
La pieza pone en escena diferentes indagaciones sobre el suicidio a través de un grupo de artistas de música, danza y circo contemporáneo. Todo esto, con el objetivo de teatralizar una visión política del suicidio, al mismo tiempo que una crítica a la vida administrada y al cuerpo sujeto, al poder que se ejerce para asegurar la vida, pero que, a la vez, produce alienación e infelicidad.»
María Velasco
A partir de 14 años
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Con un lenguaje propio que combina música, danza y texto, y siempre con voluntad de hacer activismo a través del arte. Les Impuxibles han hablado de los trastornos y la salud mental en Suite TOC núm. 6, de las violencias sexuales en AÜC-el so de les esquerdes y de la diversidad de cuerpos y la presión estética en FAM.
«El suicidio es el gran tabú en los medios de comunicación, por la creencia de que hablar sobre él multiplica los casos. En este caso no se trata del suicidio por razones de honor japonés (harakiri), sino del de una madre que tiene un corte en el vientre: el de la cesárea. Tatuaje indeleble de la creadora. Un hijo que huérfano, un hijo que, sabiendo que estas conductas se producen más a menudo en la juventud, se dice a sí mismo que «esta muerte era suya» y que quizás pertenece más al mundo de su madre que al mundo de los vivos.
La pieza pone en escena diferentes indagaciones sobre el suicidio a través de un grupo de artistas de música, danza y circo contemporáneo. Todo esto, con el objetivo de teatralizar una visión política del suicidio, al mismo tiempo que una crítica a la vida administrada y al cuerpo sujeto, al poder que se ejerce para asegurar la vida, pero que, a la vez, produce alienación e infelicidad.»
María Velasco
- Olga Lladó Valls
cóver - Èlia Farrero
Intérpretes en lengua de signos - Berta Frigola Solé
Intérpretes en lengua de signos
- Dirección:
- Autoría:
- Traducción:
Marc Villanueva Mir - Dramaturgia:
Marc Villanueva Mir - Ayudantía de dirección:
Xavi Buxeda - Escenografía:
Judit Colomer Mascaró - Iluminación:
Conchita Pons - Sonido:
Carles Bernal - Vestuario:
Joan Ros - Coreografía:
Ariadna Peya - Movimiento:
Olga Lladó Valls - Música original:
Clara Peya - Fotografía:
Noemí Elias Bascuñana
Xavi Buxeda - Producción:
Les Impuxibles (Clara y Ariadna Peya)
Teatre Nacional de Catalunya
Dansa Metropolitana - Producción ejecutiva:
Mireia Gracia Bell-lloch