Haribo Kimchi de Jaha Koo es un espectáculo donde lo cultural vuelve a estar en el centro, absolutamente volcado en esta ocasión en los actos de cocinar y comer.
Sinopsis
El escenario lo ocupa un dispositivo escénico inspirado en un pojangmancha, el típico snack bar nocturno de Corea del Sur. Allí se dan cita varias almas perdidas: un youtuber, una anguila, un sapo y una arrocera, otra vez. El viaje culinario explora la cultura alimentaria como una forma de lenguaje capaz de revelar la estructura de una sociedad. Una sucesión de anécdotas, tan absurdas como conmovedoras, sirven para relatar algunos grandes hitos como la globalización de la cultura kimchi a partir de la diáspora coreana (el kimchi es el plato tradicional coreano, hecho a base de verduras fermentadas) o el canibalismo durante la gran hambruna de Corea del Norte a finales del siglo XX, junto a sentimientos más íntimos como “el agrio dolor del racismo sin adulterar y el profundo sabor umami del hogar”, en palabras del artista.
El pojangmacha modificado del escenario esconde una pantalla de 75 pulgadas y otras dos algo más pequeñas bajo la cubierta semitransparente y de color lechoso que también sirve de pantalla de proyección. Con su típico estilo híbrido, donde cabe la música electrónica, el vídeo y los robots, Jaha Koo reimagina el pojangmacha como un estudio de grabación de youtube. Sin embargo, cuando destapas la olla, compruebas que hay muchos más ingredientes. Allí se cuece lentamente una reflexión, nuevamente, sobre la asimilación cultural, con todos sus conflictos y paradojas. El kimchi no volverá a sabernos igual después de esta experiencia.