Juan Echanove dirige La reina de la belleza, un texto de Martin Mcdonagh, que nos habla de la soledad y las relaciones familiares en las zonas más desfavorecidas y despobladas de nuestro mundo. Un espectáculo protagonizado por Lucía Quintana y María Galiana.
Sinopsis
La reina de la belleza de Leenane nos cuenta la historia de Maureen, una mujer de cuarenta años apegada a su madre, pero de una manera enfermiza, siniestra. En realidad, las circunstancias de su vida la han llevado a quedarse sola y el cuidado de su madre recae sobre ella. Madge es esa mujer amargada y castradora que convierte la vida de su hija en un infierno.
Una casa encaramada en una colina del extrarradio de Leenane. En la región de Connemara, al Noroeste de Irlanda. A mediados de la década de los 90. Mag Folan y su hija Maureen conviven solas desde hace veinte años. Sus otras dos hijas casadas viven lejos de Leenane y Maureen, que permanece soltera con más de cuarenta años, tiene que encargarse de la alimentación y demás cuidados de su madre, muy limitada de movimientos, incluso malherida en una mano. Sus caracteres respectivos, viciados por silencios y mentiras, y marcados por las rutinas domésticas, por una relación maternofilial tensa y represiva, por actos traumáticos del pasado cercano y por un historial de daños recíprocos que se irán desvelando a lo largo de la acción, se verán alterados por un episodio local: el regreso eventual a Leenane de Pato Dooley, que trabaja de obrero en Londres, con motivo de una fiesta de despedida familiar a un tío que retorna a América después de las vacaciones.
La circunstancia propiciará el reencuentro de Pato y Maureen, lo que habrá de provocar un desagrado evidente en la anciana así como una cadena de situaciones entre madre e hija con consecuencias dramáticas, y las visitas a la casa de Mag y Maureen de Ray Dooley, hermano menor de Pato, un muchacho con cortas expectativas sociales y de trabajo. Por un lado, la relación sentimental generada entre Pato y Maureen, tras la fiesta, además de encelar a Mag, creará un estado de autoengaño en Maureen y de enfrentamiento agudo con su madre. A la vez que, por otro lado, la ocultación de noticias, mensajes y una carta por parte de la madre, sobre todo una de ellas en la que Pato le propone a Maureen marcharse con él a Boston, conducirá a un desenlace violento, cuyo escenario seguirá siendo el inmutable espacio del salón-cocina-comedor de la casa.