Mucha Muchacha explora la crisis que surge entre la estilización de la danza española y las exigencias menos sofisticadas de la danza contemporánea.

La nueva creación del colectivo del mismo nombre se erige como una declaración de intenciones alrededor de temas que preocupan a sus integrantes: la feminidad, por supuesto, el movimiento, la comunidad y el rito. Se ubican en el lado más arriesgado y experimental de la danza española, desde cuerpos que se mueven entre dos mundos de apariencia irreconciliable, el de las tradiciones y el de las vanguardias, sin perder autenticidad.

Mucha Muchacha colectivo liderado por Belén Martí Lluch, Marina de Remedios, Ana Botía y Marta Mármol, ha hecho alianza reciente con Celso Giménez y Violeta Gil, de La tristura, con los que esperan ampliar los horizontes artísticos de su colectivo femenino, que ha sorprendido con trabajos experimentales e innovadores sin salir del marco de la danza española.

Sinopsis

Un día inexacto de los años veinte, caminado estaban por la madrileña Puerta del Sol Lorca, Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo, cuando decidieron quitarse el sombrero porque «congestionaba las ideas», sin imaginar la reacción agresiva de los viandantes, que consideraron el inocente gesto una ofensiva trasgresión social. La anécdota sirvió más tarde para dar nombre a las sinsombrero, el grupo femenino de relevantes artistas de la Generación del 27 que, a pesar de sus talentos, quedaron relegadas y olvidadas por su condición de mujeres.

Investigar sus obras y reivindicar esos nombres fue el propósito inicial de Mucha Muchacha, que derivó rápidamente hacia un colectivo femenino de danza española que hoy trabaja por el empoderamiento, determinación, voz, libertad y cooperación entre mujeres artistas. Se convirtieron así en una suerte de las sinsombrero del siglo XXI.

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Sinopsis

Un día inexacto de los años veinte, caminado estaban por la madrileña Puerta del Sol Lorca, Dalí, Margarita Manso y Maruja Mallo, cuando decidieron quitarse el sombrero porque «congestionaba las ideas», sin imaginar la reacción agresiva de los viandantes, que consideraron el inocente gesto una ofensiva trasgresión social. La anécdota sirvió más tarde para dar nombre a las sinsombrero, el grupo femenino de relevantes artistas de la Generación del 27 que, a pesar de sus talentos, quedaron relegadas y olvidadas por su condición de mujeres.

Investigar sus obras y reivindicar esos nombres fue el propósito inicial de Mucha Muchacha, que derivó rápidamente hacia un colectivo femenino de danza española que hoy trabaja por el empoderamiento, determinación, voz, libertad y cooperación entre mujeres artistas. Se convirtieron así en una suerte de las sinsombrero del siglo XXI.

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